sábado, 31 de marzo de 2018

Pico Ligüerri (1.241 m.) desde el pantano de Vadiello

Intentando huir del mal tiempo, con las opciones algo limitadas por la nieve a partir de Monrepos y los fuertes vientos en el Sistema Ibérico, Juan y yo decidimos "tirar" para Guara... Esta Sierra, muchas veces menospreciada por su cercanía al Pirineo guarda auténticos tesoros. En el entorno de este parque natural hay paseos, ascensiones, escaladas,... espectaculares. Yo me suelo referir a ella, como la gran desconocida. No tanto porque la gente no conozca acerca de su existencia, sino porque no suelen prodigarse por ella.
 
Quedamos en la gasolinera de Paseo de la Mina para repostar y salir a las 08.30, con idea de estar andando a las 10, tranquilamente. No merece la pena madrugar por el frío y porque a primera hora están previstas precipitaciones que se debilitan conforme avanza la mañana.
 
Llegamos pronto al parking del la presa. Llueve bastante. Decidimos echar un vistazo al pantano que a pesar del día que hace está precioso y lleno. La compuerta de la presa evacua agua durante todo el día.
 
Cogemos la senda que rápidamente nos hace ganar altura por un caminillo mojado por la lluvia, algo resbaladizo. Empezamos a tener una perspectiva del pantano más amplia. Seguimos avanzando hacia el barranco flanqueados por los mallos de Ligüerri a nuestra derecha y el macizo de la canal del Palomo a la izquierda. En estas que vemos "los bombos"... Gratos (y duros) recuerdos de mis meses "parado" en que subía allí con Kike Mur a escalar y luchar en nuestros proyectos de por aquel entonces... ¡Volveremos! ;)
Panorámica desde un mirador al inicio de la ascensión y Juan al comienzo del barranco
 
Llegamos a la entrada de un barranquillo con tres trepadas protegidas con cuerdas fijas en las que hemos de tener más cuidado por lo mojado de las rocas que por lo complicado de los pasos. Empieza a nevar. Suave. Pensamos que en cualquier momento el silencio se va a romper y aparecer Frodo con Sam. El barranco nos hace superar ya los 500 metros de desnivel entre árboles y arbustos. Sigue nevando y tenemos dudas de hasta dónde podremos legar. Yo voy algo rayado por cómo estará la carretera... Afortunadamente, la cosa no va a mucho más y abajo no cuaja.
 Los Mallos de Ligüerri con el puro asomando entre ellos
 Yo en el barranco con Juan al fondo
Juan en una de las trepadas
 
La salida del barranco nos deja en una mezcla de prado y bosquecillo que, aunque sin tanta pendiente, continua ascendente. La vista de los Mallos de Ligüerri desde arriba tampoco desmerece y poco a poco iremos ganando perspectiva del pantano y sus alrededores. Sigue nevando, aunque menos, pero el viento es muy fuerte.
 
Continuamos siguiendo los hitos por la loma de roca hasta lo que en un principio creemos que es el Pico Borón. Hasta aquí dudamos en varias ocasiones de camino a seguir, pero sobre todo de dónde hemos de poner fin a nuestro intento ya que el viento amaga con tirarnos al suelo más de una vez. Sin embargo, al ver relativamente cerca un macizo que domina la zona y en lo alto del mismo una gran roca a modo de vértice geodésico, creemos que es el Pico Borón y decidimos forzar un poco más para llegar a la cima.

 Arriba el track de la ascensión al Pico Ligüerri
Abajo un mapa de la zona

Allí no podemos estar ni dos minutos ya que el viento hace que sea insoportable estar siquiera de pie. Toca volver. Deshacemos lo andado, haciendo fuerza esta vez para frenar nuestros pasos al tener el viento de espaldas. Apenas paramos para poder hacer alguna foto de las vistas desde la cima y buscamos perder altura cuanto antes para que el relieve nos proteja del huracán.
 
La bajadas es cómoda y está menos mojada que al subir. De hecho, conforme nos vamos acercando a parking, al estar encajonados y entrar el Sol, pasamos calor. Hacemos una pausa para comer algo y sobre la una de la tarde llegamos al coche. Allí comemos algo más y descansamos antes de recoger todo y volver para Zaragoza.
 
Cuentas pendientes en Guara. Primera incursión en la Sierra más allá de la escalada. Y no será la última. A pesar de las inclemencias nos vamos muy satisfechos con la actividad y con la suerte que consideramos haber tenido considerando cómo estaba la cosa al salir del coche y comenzar a andar.


viernes, 30 de marzo de 2018

Al Sol por Jaulín

Ayer disponíamos de medio día para hacer algo Juan y yo... Dado el tiempo que teníamos y lo incierto del mismo, metereologicamente hablando, era el día para volver a Jaulín. 
 Sector boulder con el sector sombra enfrente
 
Esta escuela de carácter local a tan sólo media hora de Zaragoza, si bien es cierto que no ofrece grandes posibilidades, pues bueno... Ahí está. Nos ofreció una grata mañana de escalada, suficiente para retomar la marcha tras 3 meses sin salir a roca.
 
Nos quedamos por el sector "Sol" que ofrece 9+2 vías de grado bajo (entre el V- y el 6a/+?). Antaño, aquí había 4 vías las cuáles recientemente han sido reequipadas y se han añadido 7 vías más. Coincidimos con uno de sus equipadores que nos dijo que se hicieron con idea de poder ir con niños. Lo dicho...
Sector Sol
 
A la vuelta se encuentra el sector "Boulder" con 3 vías de quinto grado. Enfrente el sector "Sombra" con un par de vías, creo... Y algo más arriba de la pista el sector "Tocho" donde se reequiparon las vías que había (y se habían desequipado), añadiendo además un 6a y un V+?. Algo más alejado se encuentra el sector "Peñarroya" (en desuso) y cercano a este último "El mirador" con una docena de vías de entre el IV+ y el 7º grado. (Todas las reseñas en el blog)
 
La jornada fue un pim-pam; sube tú, ahora yo... Escalamos los 9 largos (de los dos que tienen variantes, las más duras) de la pared y nos fuimos. La pena de estas vías es su discontinuidad, aunque algún pasaje bonito y divertido ya encuentras. Se escala tranquilo y cerca de casa, haces metros... Ideal para retomar la actividad después de un tiempo o ir con principiantes. Lo peor, lo que roza la cuerda en casi todas las vías. A tener cuidado.
 
Hemos dado el primer paso, ahora toca seguir andando :)

sábado, 17 de marzo de 2018

Más aeróbico. Pretemporada para recibir la primavera con flow.

Ayer por la noche hablaba con Pepe y me convencía para coger la bici casi un año? después. Estaba cansado, pero "hay que obligarse" y, en compañía, todo cuesta menos, así que quedamos a las 10 en la comisaría sin un destino claro, pero con idea de hacer 20-30 km.
 
Duermo 8 horas de tirón. Buen presagio. Lo necesitaba pero hacía que no dormía tantas horas seguidas que me sorprende. Desayuno bien, reviso la bicicleta que necesita que le hinche las ruedas, ponga algo de aceite. Reviso todo lo que quiero llevar ya que dan algo de agua a partir de las 11 y acudo al punto de encuentro.
 
Allí me uno a Pepe y Álex y tras cavilar hacia dónde tirar, decidimos ir suave (Álex y yo llevamos tiempo sin coger la bici) y en vez de tomar la dirección hacia las planas, accedemos al canal imperial y ponemos rumbo al Burgo de Ebro, a donde ninguno de ellos dos además ha ido en bici hasta hoy.
Pepe marcando el ritmo a lo lejos...

Alex y yo emprendiendo la vuelta a Zaragoza
 
El día se va poniendo más gris y a mitad de camino comienza a llover. Llevamos un ritmo cómodo que nos permite charlas y comentar. No nos cruzamos con mucha gente y al cabo de algo menos de una hora cubrimos los 15 km de distancia hasta el cementerio del Burgo de Ebro Allí paramos un ratillo pero como llueve no queremos esperar a ver si llueve más ni quedarnos fríos y emprendemos el regreso.

 
A la ida pedaleamos por la orilla derecha del canal y a la vuelta por la derecha lo cual hacer que el recorrido varíe ligeramente y sea menos monótono.
 
 
A las 12 nos despedimos -¡Hasta la próxima!- y llegamos a casa con los deberes hechos :)

domingo, 11 de marzo de 2018

Agazapado esperando el momento...

Desde el pasado mes de noviembre, bien por motivos físico, profesionales y/o metereológicos me ha sido imposible salir y hacer alguna actividad al aire libre.

Aunque parece que el fin de semana que viene (si el tiempo lo permite) pueda retomar el monte... Este sábado decidí salir a correr por los montes de Torrero. El objetivo era subir hasta el cabezo de las zorras en un recorrido circular de 10 kilómetros.

Este alto, de unos 410 metros domina los alrededores y ofrece unas vistas de Zaragoza y los barrancos del entorno que tienen su peculiar encanto. No, no es el Pirineo. Pero es lo que hay. Al menos me dio el aire, entrené y desconecté tras una semana de trabajo horribilis.

Salí desde la puerta de casa y tomando la entrada a la pista de tierra que conecta con todas las cañadas y caminos de trashumancia hoy de cuasi exclusivo uso deportivo tomo dirección sudeste y, antes del desvío indicativo hacia Cuarte, comienzo una sucesión de "subes y bajas" que me llevan hasta lo alta del cabezo de las zorras. Las vistas, a pesar del día nublado y amenazante de lluvia, son amplias y bonitas a su manera...
Imagen de la pista de subida al cabezo de "pirineodeluis"

Tras un respiro y recobrar el aliento, comienzo el descenso que poco a poco va tomando desvíos y caminos en dirección oeste-noroeste hasta enlazar con la pista principal de los senderos de Goya. Sigo llaneando hasta la cantera y cruzo la autovía por el puente hasta llegar al inicio de esta ruta de los senderos de Goya tras el cementerio de Torrero.
Vistas panorámica desde el cabezo (de hace 3 años)

Una bonita y socorrida alternativa para los cautivos de esta ciudad inmortal mientras esperamos, agazapados, el momento de marchar al monte.