domingo, 26 de agosto de 2018

San Martín de la Val 'Onsera por la viñeta, 1.304 m.

Sobre las 8 de la mañana Juan se cae de la cama y rodando llega al coche donde yo esperaba frente a su casa. No ha sido así pero más o menos ha sido algo parecido, ¡Jajajajaj! El caso es que partimos rumbo a Guara, más concretamente a San Julián de Banzo, localidad donde aparcaremos tras coger una pista pasado el pueblo y llegar a un parking de 12 plazas, lugar donde comienza el camino.

El día promete ser caluroso, son pasadas las nueve de la mañana pero, afortunadamente, gran parte del itinerario discurre entre árboles por bosques junto a los muros de la sierra que nos resguardan del Sol.

Poco a poco nos adentramos en el barranco y llaneando llegamos a un primer cruce de caminos donde además se encuentra la escuela de escalada de San Martín, bonito muro con desplomadas vías desde el 7a+ hasta el octavo grado.

A partir de este punto comenzamos a ganar altura ascendiendo por el bosquecillo hasta la siguiente divisoria de caminos. En este punto, se puede optar entre continuar el ascenso por la senda de los burros (camino que tomaremos de regreso...) o por el denominado paso de la viñeta. 

Tomamos el desvío de la viñeta que, tras continuar en ascenso entre arbolillos y alguna pequeña rampa más empinada, da paso a una sucesión de terrazas y escalones por las que treparemos. En este tramos nos aseguramos a unas líneas de vida y vetustas clavijas que hay. Este camino es más expuesto y aunque no presenta una gran dificultad técnica puede no ser apto para personas con vértigo...

Pronto llegamos a lo alto del collado desde donde se pueden disfrutar de unas espectaculares vistas de la sierra y, al fondo, el barranco. En la impresionante muralla de enfrente brillan al Sol algunas chapas que delatan itinerarios de escalada con los que soñar... Desde luego la aproximación no es la más cómoda pero el entorno compensa.

Comenzamos a bajar hacia el barranco donde se encuentra la ermita por una sucesión de "zetas". En algunos tramos volvemos a encontrar clavijas y sirgas que nos ayudan a bajar más seguros. Descendemos perdiendo la altura que anteriormente hemos ganado hasta llegar al cauce de barranco. Desde allí, en unos quince minutos, terminamos de adentrarnos en el barranco hasta llegar al fondo de este y encontrarnos con la ermita de San Martín de la Val d'Onsera (o lo que es lo mismo, San Martín del valle del Oso).

Al llegar aparecen las ruinas parcialmente rehabilitadas como lugar de peregrinación por los lugareños de lo que en su día alternó ser un monasterio masculino, después femenino y, por último, hogar de un ermitaño... Pero siempre lugar de peregrinación. En su día, Reyes y nobles acudía allí para pedir a Dios descendencia.

El lugar parece, como suele decirse, de película. Impresionante el encanto que desprende, acrecentado sin duda por una cascada de agua que salpica y esparce las pequeñas partículas de agua y el sonido del golpeo de estas contra las rocas musgosas en el ambiente. La ermita, amurallada entre altas paredes calizas y vegetación se encuentra en un lugar fresco al que el Sol no golpea directamente pero si llega la luz.

Tras explorar el lugar y entrar en la ermita excavada en la roca donde preside la imagen de San Martín, descansamos un rato y reponemos fuerzas comiendo algo. Después, emprendemos el regreso deshaciendo nuestros pasos hasta llegar al collado, lugar donde tomaremos la senda de los burros en vez de continuar por el paso de la viñeta.
Unos treinta minutos después volvemos a llegar al segundo cruce de caminos donde a la subida optamos por el desvío hacia el paso de la viñeta. Seguimos bajando hacia el coche y sólo nos detendremos en la zona de escalada donde al oír voces echamos un vistazo a ver quiénes están trepando. Da la casualidad de que conozco a uno de ellos y aprovechamos para ver cómo calientan y cómo son esas vías.

A las 13.20 llegamos al coche, recogemos y llegamos con menos tráfico del esperado a Zaragoza para ducharnos y comer. ¡Buen domingo!

sábado, 18 de agosto de 2018

Circular desde Arguís a Peña Gratal, Pico Gratal y las Calmas, 1.578 m.

Hoy toca monte y el cuerpo lo sabe... Sin que suene despertador alguno, me despierto a las 05.20 así que aprovecho y para arriba. Café con leche y galletas, terminar de preparar las cosas y para el coche. A las 6 ya estoy saliendo del garaje y a las 7 aparcando en la presa de Arguís.
Pantano de Arguís al comienzo de la senda

Salgo de noche, en Zuera comienza a iluminarse el cielo y por Huesca empieza a dejarse ver la sierra de Guara entre franjas naranjas y grises en el cielo.

Nadie en el parking de la presa, excepto un coche que intuyo están de vuelta de vacaciones y han parado a echar una cabezada. El conductor plancha la oreja y la copiloto, me mira cambiarme y preparar la mochila, mientras espera que el primero se despierte y continúen con su viaje. Comienzo a andar con las primeras luces por la pista que va dejando el pantano a la derecha y ganando cómodamente altura.
Antes de que me pille el Sol subiendo por el barranco

Sigo las indicaciones del track de wikiloc de "Alfredo Barberán" que descargué en el reloj. En poco tiempo me encuentro al inicio del gaseoducto que marca el comienzo del camino de subida a la peña. Este tramo es más empinado. No tomo un sendero que a mitad del gaseoducto parte desde la derecha de éste y decido seguir recto hasta la loma donde se une el camino con la pista que ya retoma el itinerario original.

Desde aquí se divisa la peña, todavía lejana y el camino hasta la cima. Este primero discurre por una pista amplia y cómoda, perdiendo altura hasta la loma de la peña. A partir de aquí el camino se va estrechando progresivamente mientras en zig-zag se va ganando altura hasta cerrarse en un bosque de bojs que nos deja a los pies de una pequeña pedriza que nos llevará hasta la cima.
Peña Gratal se deja ver desde lo alto de la pista a la que llegamos por el gaseoducto

El Sol ha empezado a castigar al final del gaseoducto, así que ha sido un acierto el madrugón. La mayor parte del tramo ascendente de la marcha ya está realizado, así que a pesar de que hace calor no lo vamos a sufrir realizando el máximo esfuerzo.

En la cima, con el día completamente despejado, puede verse la hoya de Huesca hacia el Sur, la Sierra de Guara al Este y los Pirineos al Norte donde destacan las tres Sorores. Tras un buen bocata y beber agua vuelvo sobre mis pasos hasta poco antes del gaseoducto, donde tomaré un sendero muy ancho hacia la derecha que me llevará hasta el pico Gratal, segundo objetivo del día. Cuando el sendero desaparece en una explanada herbosa, comienzo a subir campo a través hasta ver unos hitos que indican el camino entre arbustos espinosos que llevan hasta la cima del Pico Gratal, donde un vértice geodésico gobierna el alto.

Desde allí, llaneando por una senda voy acercándome a las Calmas que se ven desde la cima. El camino es cómodo y sólo en su parte final se estrecha volviéndose muy cerrado y más empinado. Llegado a lo alto donde un montón de piedras y un palo hacen las veces de vértice/cruz, puede admirarse la Peña y el Pico Gratal.

Desde aquí comienzo el descenso hacia el pantano donde he dejado el coche. Primero por una pista y después perpendicular a esta por sucesivos atajos claramente visibles y marcados con hitos hasta retomar el tramo de pista por el que he comenzado a andar y que conduce con el pantano ya visible a la izquierda hasta la presa.

Son las 11:45 y tras recoger todo y beber agua vuelvo a casa con toda la tarde por delante. La verdad es que es un lujo.

viernes, 10 de agosto de 2018

Senda del Minchón

Ayer por la tarde, todavía con el lamentable trancazo veraniego que hemos pillado Carol y yo encima, dejándole a ella en la cama..., me fui a estirar las piernas con mis suegros. El descanso, relajarse, que te bajen las defensas, unido a ciertos esfuerzos que hacía tiempo que uno no hacía y los cambios de temperatura tienen estas cosas.

Nada más pasar Cabezón de la Sal, en Carrejo, se toma la senda fluvial debidamente señalizada que, durante apenas una hora a lo largo de 6 km recorre el río Minchón por unas riberas muy agradables y acondicionadas para pasear, ir en bici, correr, etc. Ayer hacía muy buena tarde para andar. Algo nublado y sin frío.

Comenzamos caminando entre pastos donde las vacas andan a sus quehaceres cotidianos. Poco a poco, nos adentramos por los sotos típicos de las zonas fluviales para llegar al camino donde ya se ve bastante gente paseando.
 
Dejamos a la derecha un puente que une las dos orillas y continuamos por el recorrido marcado. Poco después de media hora llegamos al punto de retorno. Durante el recorrido podemos ver la sierra del escudo de Cabuérniga y el recorrido de la ascensión que hace dos años hicimos a Piralba-Cantos rodados.

Buena alternativa para pasear en días en los que no se puede hacer mucho más o jornadas de descanso activo.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Ruiloba -> Mirador del Yeyo -> Alto de Tramalón -> El Remedio -> Ruiloba

Otra salida de exploración para conocer los caminos que desde el camping parten. La idea era continuar la pista a partir del mirador del Yeyo hasta Cóbreces para poder hacerla otro día corriendo. En esta zona, mucha gente entrena para trail running y btt...


Una vez llegamos al mirador tomamos algo de aire y admiramos las vistas de Comillas y sus playas. Seguimos por la pista, ancha y cómoda que llanea por pastizales hasta adentrarse por bosques. Al rato, se divide en dos. Una de las bifurcaciones toma dirección ascendente hacia la derecha (se supone que esta es la que llega hasta Cóbreces) y la otra, hacia la izquierda, que es la que tomamos nos llevará hasta el alto del Tramalón.

El final de esta pista llega a otra pista asfaltada que conecta el alta del Tramalón con Cóbreces.

Continuamos en dirección al barrio del Tramalón y allí tomamos la carretera hacia Sierra y el Remedio. Tras hacer una pausa y comer algo, emprendemos el regreso hasta el camping.


Total, 10 km entre pistas de tierra, asfalto y carretera.


sábado, 4 de agosto de 2018

Vuelta por el bosque de sequoias del monte Cabezón

El calor que en toda España está haciendo estos días, también se nota aquí… Por eso, otra vez, nos vamos a andar cuando nos apetece. Por la tarde.
El lugar elegido es el bosque de sequoias cercano a Cabezón de la Sal. Dejamos el coche en el primero de los aparcamientos. Desde donde parten una pista de tierra a la derecha y, enfrente, un carril habilitado para viandantes que lleva al inicio del parque de sequoias. Este segundo camino es el que tomaremos de inicio.

Tras atravesar y descender el fabuloso bosque, donde los altos y frondosos árboles nos protegen del calor, tomamos una pista forestal hacia la derecha que cómodamente va recuperando la altura perdida en la bajada.

A los diez minutos, dejamos la pista que continúa alejándonos del bosque y cogemos un camino que asciende serpenteando adentrándose en la vegetación del monte Cabezón. Esquivando telas de araña con sus dueñas incluidas llegamos a lo alto del monte donde el camino mejora y se ensancha.

Finalmente, tras unos 40 minutos, llegamos al punto de partida. Una opción cómoda, cercana y fácil para las tardes tontas o de calor con la que poder movernos y estirar las piernas en un bonito escenario.


Sendero minero del Pelurgu

Ya estamos de vacaciones. Al fin. Como siempre, el trinomio perfecto es el de descanso-comida-deporte. Al menos para nosotros.

Respecto a la primera de las variables, es más fácil de conseguir en el norte por razones térmicas evidentes. El segundo, también es más sencillo aunque en toda España sobradamente alcanzable. Y para el tercero, con los dos anteriores es cuestión de vencer la pereza...

Tras una primera carrera de 8K desde Comillas a Gerra con subidas y bajadas donde no noto ningún dolor en mi pierna, doy el pistoletazo de salida para hacer más cosicas. Hace 2-3 meses cada tirada que hacía corriendo apenas llegaba a los 10k y desde el km 2 cojeando. No sabía muy bien porqué y tras ir al fisio no había vuelto a correr. Así que muy contento.

Bueno, la primera salida que hacemos es vespertina. Algo tarde para mis costumbres pero como no parecía que fuera ni larga ni dura, qué más da... Estamos de vacaciones, ¿No?

De las mejores cosas que tiene está zona es que en un radio de media hora de coches tienes múltiples opciones de andadas. Así que nos vamos hacia la zona de Udías, concretamente a Cobijón. Pueblo desde el que sus afueras iniciamos a andar por la ruta minera del Pelurgu.
Cartel indicativo al inicio de la ruta.

Vamos siguiendo una senda muy cómoda y ancha excavada para disminuir el desnivel que el tren minero debía salvar en su trayecto. Todavía pueden verse algunas de las traviesas y clavos que fijaban los raíles de la vía. Atravesamos oscuros túneles y vemos restos de lo que en su día fue la explotación.

Al rato llegamos al pozo de peña Montero, lugar curioso y digno de ver. Desde allí retrocediendo unos metros cogeremos un camino pedregoso de subida que llegando al Pozo hemos dejado a nuestra derecha. A partir de allí cogeremos tres desvíos en el camino de regreso. El primero a la izquierda, el segundo a la derecha y el tercero y último a la izquierda. Este ya, a unos quinientos metros de haber dejado de ascender. En este punto ya comenzaremos a tener unas vistas panorámicas del valle y de la sierra de enfrente en un primer plano, del escudo de Cabuérniga en un segundo plano en un tono gris más claro y, en tercer plano, en día despejados como del que disfrutamos, casi en un gris difuminado, los Picos de Europa a lo lejos.

Aquí hay que andar con ojo ya que la señalización es escasa o nula. El track descargado en el ataque de una araña y consiguiente golpeo que hice al reloj no nos pudo ayudar. Si nos echó una mano google maps... Si, tal cual suena. Mi suegro, en lo alto del monte lo conectó y no llevó de retorno al sendero que en un desvío por error y falta de señalización abandonamos.

De regreso al camino, ya descendiendo, podemos admirar el paisaje con la caída del Sol y en el último tramo restos de explotaciones mineras al aire libre y escombreras.



Al cabo de unas 3 horas y pico llegamos al coche todavía con luz y nos tomamos unas cervezas en la Gándara, muy próximo a donde ha de dejarse el coche.