lunes, 29 de abril de 2019

Morata, Morata...

Escaqueando el viento que estos días se lleva las nubes y deja que asome el Sol, decidimos poner dirección hacia Morata de Jalón. Una vez más.

Tras el habitual paso (y café) por el albergue, para variar de sector escogemos la aguja coñeriza. Sector donde se abrieron algunas de las primeras vías de la escuela. El nombre de esta aguja lo debe a las acompañantes de estos aperturistas que, por decirlo finamente..., al no estar interesadas en la actividad mostraban un comportamiento algo impertinente.

Calentamos en Guirlache de Aragón, V- y Currucuclillo, IV+. Además alguna vía vecina que también escalan mis compañer@s. Decido abrir la vía vecina de la izquierda que recorre toda la aguja hasta la cima superando una panza y una placa vertical en la llegada a la reunión, ¿?, V+/6a.

Después, bajamos a probar las vías que hay junto al camino mientras los otros van terminando las vías que dejamos montadas.

Mientras Miguel y Álex bregan en Espolón Lalo, 6a embarcándose en la vía vecina de 6b... Óscar y yo probamos una vía de placa tumbada lisa, de adherencia, bastante peculiar, Neoplasia, 6b. Tras un primer pegue en el que me escaqueo por la vía vecina de IV para poder montarla y ver los pasos, pruebo la sección clave en polea y matizo los pasos. En un segundo pegue, me la llevo. Una vía "old school" con no muchas chapas y el paso se hace con la cinta por debajo de los pies. ¡Alegría!

Paramos un rato a descansar y comer algo y desmonto en polea la vía que Álex y Miguel han peleado. Me parece infame y por primera vez disfruto más escalando de segundo que de primero jajajajaj!. Para desmontarla y evitar la diagonal que me aleja de las cintas debido a que en una momento dado Miguel al abrirla se pasa a la vía de al lado, decido recuperar un mallón que me chiva Pablo tengo algo más abajo y, de esta forma, guiar la cuerda desde la chapa. Así recupero el material más fácilmente y sin tener que hacer ballet por la pared.

Ya cansado, yo llevo 6 largos..., y buscando la sombra nos movemos a la revuelta donde demás de sombra, hay dos vías de 6a+. De las dos y viendo el aspecto de ambas, decido que tras montar Miguel Luna, 6a+ ese va a ser mi último largo del día. Álex y Óscar le dan a la vía de al lado, sin nombre y de aspecto más herboso.

Tras desmontarlo todo, nos vamos a los coches y hasta otra..!

Huyendo del Infierno

El día de San Jorge desde el club Os Andarines se organiza la Jorgeada. La noche del 22 se comienza el camino a pie hasta Huesca con motivo del día del patrón de Aragón. Este año la sección de alta montaña, para aquellos que preferimos andar en otro plano y terreno..., propuso una salida alternativa.

La idea original era hacer noche en refugio y subir el Aneto pero el pronóstico del tiempo no daba muchas posibilidades de éxito por lo que se optó por una salida más cercana y corta en tiempo. De esta forma, a pesar de que el pronóstico metereológico tampoco era muy bueno..., se podía optar a hacer algo.

El objetivo era el pico Infierno desde Panticosa por Pondiellos, otro 3.000 cercano. A las 06.00 a.m. ponemos rumbo al valle de Tena Carlos, Edu, Miguel Ángel y yo y a las 08.00 a.m. ya estamos andando.

El camino desde el principio es ascendente. Común en su primera parte a la ascensión al Garmo Negro. Primero vamos progresando entre bosque para después, alcanzar un terreno más árido en vegetación donde la nieve comienza a hacer acto de presencia, tanto la que comienza a caer como la acumulada en forma de blanco manto que, en torno a los 2.000 metros ya nos hace calzarnos los crampones.

Seguimos a buen ritmo, superando más de 400 m. de desnivel en apenas una hora. De horario vamos según lo previsto pero cada vez nieva con más fuerza y en algunos momentos el viento arrecia. Apenas hacemos paradas y, sólo en la pala del corredor con una inclinación de 40º nos tomamos un par de respiros y comemos algo.
 
Se va cubriendo más y más, las nubes nos engullen y la nieve no cesa de caer. Nos vamos hundiendo cada vez más, hay más de un palmo de nieve polvo recién caída en torno a los 2.700 m. Decidimos alcanzar el collado de Pondiellos y decidir según veamos el panorama. No tiene buena pinta.
 
Al llegar al collado el viento es más fuerte y los copos más densos. Aunque en algún momento hace amago de clarear, no se ve nada y decidimos dar media vuelta. Calculamos que a las 14.00 podemos llegar al refugio casa Piedra y consolarnos con el menú del día y unas cervezas. Tampoco es mala... Hemos llegado a 2.830 metros y superado la parte más dura de la ascensión.

Carlos se dispone a bajar con esquís. Nos va esperando para ir todos juntos. La bajada, como casi siempre, es pesada. Nos vamos hundiendo mucho en la nieve, en ocasiones hasta la cintura y constatamos lo inclinado de la subida, que al ascender no nos parecía tanto. Poco a poco deshacemos lo andado y la nieve va transformándose en lluvia.

La confluencia del frente del Este con una nueva borrasca, que estaba previsto se formara y chocara con este en la parte occidental del Pirineo a media tarde, se ha adelantado y hemos hecho bien dándonos la vuelta. Habrá ocasión.

Algo mojados llegamos al coche satisfechos por el esfuerzo, el paisaje del que hemos disfrutado y la compañía. Nos cambiamos y entramos al refugio a disfrutar de la merecida recompensa. Jarras de cervezas, judías con guindilla, bacalao y arroz con leche. Al coche y hasta otra.