Ayer teníamos una importante reunión Andrés y yo. Tras bastante tiempo sin podernos juntar en condiciones, nos íbamos al Pirineo. Amigos desde los tres años, siempre hemos compartido valores, personas importantes, trabajo y aficiones.
Andrés y yo en la cima del Peygueret. Enfrente, el Midi d'Ossau
Es una suerte tras más de 30 años poder seguir compartiendo momentos como los de ayer, conversaciones, confidencias... A las 07.30 Andrés me recoge al lado de casa. Puntuales los dos apenas sin darnos cuenta, llegamos al aparcamiento de Portalet en el lado francés, nada más pasar la frontera. Nos preparamos y comemos algo, echamos bien de crema y arrancamos.
El Peygueret desde el parking de Portalet con un dólmen a la vista
El día parece que va a ser bueno y las predicciones del tiempo no se equivocan. Sin embargo, tenemos que ser cuidadosos con el horario ya que al mediodía dan posibilidad de lluvia. En el trayecto, encontramos más nieve de la que pensamos, pero llevamos material de seguridad y la condición del blanco manto es buena. Puede verse que la nevada que anteayer dejó dos dedos de nieve en Candanchú, también hizo acto de presencia en la zona.
Andrés siguiendo la huella que aún podía verse de otros días
Nos empanamos y cogemos el sendero de la izquierda, no el de la derecha y "perdemos" 40 minutos paseando por unas praderas espectaculares cubiertas de coloridos mantos de flores. No tardamos mucho en darnos cuenta y vadeamos un riachuelo para enlazar de nuevo con el camino correcto. (Si Andrés, al final he puesto que nos colamos jejejeje!)
Ya en la ruta correcta, por una buena pista comenzamos a ver gente, aunque apenas 3 o 4. Los adelantamos y entre paradas para quitarnos y ponernos capas, colocarnos las polainas para los primeros neveros y sin parar de cascar, nos plantamos en el refugio de Pombie, ya a 2.000 m.
El ibón luce maravilloso con sus colores azules, blancos, grises, verdes... y las marmotas campan a sus anchas, llegando incluso a aceptar nuestra presencia a medio metro. Es increíble. Creo que si les ofreces la mano, te saludarían. Tras beber algo y sacar el piolo, empezamos a subir por las palas de nieve. Los 500 metros de desnivel que nos restan, con la majestuosa figura del Midi observando nuestro avance y dominando la zona, en su mayor parte están cubiertos por el blanco manto.
El ibón de Pombie con el refugio de la federación francesa de montaña al fondo
Ascendemos bastante deprisa, solos, pasando del calor al frío en cuestión de metros. Vamos poniéndonos a la altura del Midi mientras dejamos nuestra huella en la nieve, dudando en ocasiones de cuál será el mejor trazado. Fichamos algunas bajadas para luego lanzarnos de culo con el seguro de nuestros piolets. Seguimos subiendo.
Afrontando los últimos metros de nieve antes de la cima, la nubes se apartan para mostrarnos la cima del Midi
Nos plantamos a las 12.30 en la cima con un ojo puesto en las nubes que intermitentemente cubren la cima del Midi y van envolviendo la zona. Mejor no entretenernos mucho, por si acaso. Aunque el camino de vuelta es claro, vamos bien de hora y no hay peligros evidentes, la montaña, es la montaña...
Disfrutamos de los tradicionales bocatas cimeros, y las vistas del lugar. Es una ascensión muy agradecida ya que en todo momento hay bonitas postales. Bajamos haciendo el ganso y cruzándonos a varias parejas francesas camino de la cima. Imagino que ya estarán curadas de espanto, pero me corto un poco al llegar a su altura ;)
Panorámica desde la cima. Las vistas con algo de nieve en los montes vecinos, son preciosas
Tras deslizarnos nevero abajo y marcando nuestros culos en la nieve llegamos a Pombie de nuevo. Picamos y bebemos algo más y rato después llegamos al coche. Recogemos y a mitad de tarde, ya estamos de regreso atendiendo nuestras obligaciones familiares y civiles. Una gozada que estamos dispuestos a repetir no cada tanto tiempo, a pesar de lo complicado de nuestras agendas.