Ayer con todo el miedo metido en el cuerpo y la siniestra carcajada de Quique Faro en mi cabeza, recogía a Mon en Zuera rumbo al Reino de los Mallos.
Bien vale un mallo tener que terminar unas cosillas de trabajo la mañana del sábado, aún con el susto en el cuerpo pero feliz. Y hablo de sensaciones de respeto, por así decirlo, porque hasta ahora no había ¿escalado? en Riglos una vía de esas que impresionan. Tanto por su dificultad en algunos pasos y largos, como por el ambiente, el patio que tiene, su historia...
Durante toda la semana, he podido ver medias sonrisas de todo tipo cuando les contaba a los compañeros que iba por primera vez a escalar la murciana al Pisón; -¿No has estado nunca en la Rabadá? Ah... Pues vete con frontal..., o -¿Qué vas...?, ¿A la murciana? Jajajajaj! Te vas a poner de acerar fino... y -No te vas a poder ni mover al día siguiente...
Y así fue. Ayer descubrí lo que aguanta un buril, lo que impresiona el patio cuando una vía desploma, la sensación de no ser auto suficiente y estar colgado a 200 metros del suelo, a tener que salir por arriba si o si, a no caerse en un determinado lugar cueste lo que cueste, a escalar de cinta a cinta, a acerar como un gusano... A escalar en Riglos. Aún me río con (6a) obligado de la reseña...
Panorámica desde la cima del Pisón
Ayer disfruté y llegué a la cima del Pisón tras unas cuantas horas de combate. Escalé cuando tenía que hacerlo y dosifiqué fuerzas cuando tocaba para no comprometernos, a escalar de pies y brazos, de cabeza y corazón.
Respecto a la vía, qué decir que no se haya dicho ya. Un itinerario muy estético, lógico y natural. Que impresiona desde el comienzo y más en los últimos largos. Con algunos pasos más expuestos y un ambiente espectacular pero bien asegurada en general. Una vía de calidad con unos largos en su parte superior que son buenísimos. Un itinerario que conforme gana en altura desploma y los diedros y fisuras van dejando paso a los muros y panzas. ESCALADA con mayúsculas, cinco estrellas.
La tapia. Comienzo por diedro y final en panza.
El día acompañó. Incluso pasamos calor. Y tras la jarra de cerveza en el Bar "El puro" nos volvimos con el trabajo hecho a casa.
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