Para terminar este puente, Andrés y yo nos hemos ido a las 06.30 a.m. a probar suerte al vértice de Anayet. La verdad es que tras un viaje súper ameno, poniéndonos al día de todas nuestras cosas y acordándonos de muchos compañeros: Antonio, Ramón de Zaragoza..., Juan, Iñigo de Donosti, etc. nos plantamos en el parking de Anayet a las 08.30.
El viento amaina y el Sol termina por castigarnos. Al llegar a casa, crema... Mucha crema.
El día no pinta muy allá, ya que hace muchísimo viento y la temperatura es de 2º. Sin embargo, encebollados hasta la nariz, nos ponemos en marcha y, al alcanzar la edificación de la estación de ski de Formigal, el viento amaina. Nos quitamos algo de ropa, reconocemos el itinerario y nos ponemos los crampones. No nos los quitaremos ya en todo el día. Estamos en mayo, pero como podéis ver, las condiciones son invernales.
Siguiendo el río por su margen derecha, ascendemos para dejar las pistas a nuestra izquierda y torcer a la derecha para enfilar la primera de las subidas. Llegamos a un collado donde abriendo huella vamos ganando altura y progresando en nuestro itinerario. Una nueva subida por una pala algo más empinada nos sitúa en un circo donde ya podemos intuir nuestro objetivo.
Vamos ascendiendo por unas palas con vistas increíbles. El día es espectacular
Avanzamos en semillano un rato más y llegamos a la zona de los ibones, que se encuentran cubierto por más de dos metros de nieve. En el trayecto, no hemos parado de ver marmotas que parece han despertado y se disponen para enfrentarse a la primavera. Si llega.
Una bonita foto de Andrés ascendiendo con el Pico Anayet y el Midi d'Ossau al fondo
Vistas desde la cima. El Moncayo se veía con algo de nieve en su cima todavía
Con el Anayet frente a nosotros y el vértice a su izquierda, nos dirigimos hacia este último bordeando su base por la el lado izquierdo y ascendiendo hasta la arista que nos conducirá a la cima entre las rocas. Pronto llegamos a la arista y ascendiendo un poco más con unas vistas increíbles alcanzamos la cima con menos viento de lo esperado.
Amigos desde los tres años y gracias a Dios todavía compartiendo ratos juntos
Son las 12.30. Almorzamos algo y hacemos las fotos de rigor. Para abajo. Nos cruzamos con más gente. Al subir, sólo esquiadores que encuentran una buena nieve transformada en la bajada y lo gozan. Sobre las 15.00 tras varias paradas y alguna conversación con otros montañeros llegamos al coche. Todo ha ido genial. Un día perfecto. Lo cerramos con unas cervezas en Escarrilla y para casa.
The end
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