Ayer sábado estaba programada la salida de raquetas del club Os Andarines. Finalmente, la nieve ha llegado y, a juzgar por el calor que pasamos y a no ser que haya un cambio de tiempo (este lunes entra una borrasca...), no va a durar mucho...
A las 07.30 salía el autobús desde el Príncipe Felipe y vamos recogiendo andarines en Gurrea y Huesca hasta llegar a Biescas. Allí perdemos alrededor de una hora, lo que a la postre nos impedirá llegar hasta el collado del Tablato, objetivo de la jornada. Parados en la carretera junto al resto de vehículos, somos víctima del buen tiempo y cantidad de nieve acumulada en las montañas y pistas de ski.
Sin embargo, todo tiene su fin y en torno a las 10.30 pasadas llegamos al balneario de Panticosa. Nos preparamos y desde el mismo balneario con las raquetas puestas ya comenzamos ascender progresivamente entre pinos y collados.
Toda la ropa que he traído, guantes, braga, gorro... A la mochila. Me sobra todo, El Sol y la ausencia de viento hacen que el día sea primaveral. Ascendemos por el Barranco del Brazato dejando a nuestras espaldas al Garmo Negro, los infiernos y cía. La nieve está perfecta para raquetas. En algunos tramos muy profunda, en otros más sombríos con algo de costra en la superficie. Disfrutamos. Sudamos.
Nos encontramos con otros raquetistas y esquiadores de montaña, aunque no mucha gente. Ya vamos nosotros unos cuantos (50). Este valle es bastante solitario y, por lo sombrío del mismo, suele conservar la nieve más tiempo que en otras zonas.
Conforme vamos ganando cada uno de los aproximadamente 500 metros de desnivel positivo que haremos, el barranco se va abriendo hasta llegar al circo bajo el collado al que no llegaremos por cuestiones de horario. El retraso del bus y lo numeroso del grupo no hacen viable llegar al refugio en hora y subir puntuales al autobús de regreso a Zaragoza.
La bajada transcurre sin mayores incidencias que alguna que otra caída (afortunadamente sin consecuencias) y muchas risas de algunos y algunas que bajamos haciendo el jabalí. En el refugio de piedra damos buena cuenta de toda la cerveza que allí había y de los "restos" de comida que quedan en las mochilas.
Nos hace un día magnífico. La verdad es que las condiciones ni por encargo... Un recorrido precioso y una actividad que sin ser muy exigente físicamente nos hace sudar. En definitiva, un buen día de montaña en buena compañía.
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