Suerte es poca... La que hemos tenido este fin de semana. Por lo que hemos disfrutado y porque fiándonos de meteoblue y habiendo reservado con 3 semanas de antelación, decidimos ir a Lekunberri en pleno noviembre cuando -literalmente- nadie más lo ha hecho. Me explico... Hemos sido los únicos en el camping este fin de semana. Por lo visto, se esperaba agua y nieve. Apenas nos ha chispeado volviendo de andar el domingo a las 13.00 :)
El viernes con mucho tráfico llegamos sobre las 19 a Lekunberri. Dejamos la furgo en el camping y nos vamos a pasear por el pueblo. Noche cerrada ya y fresquete. Nos tomamos algo para relajarnos de la semana y cenamos pronto. Nos vamos a dormir que a la mañana siguiente queremos andar un rato antes de comer en el Epeleta (brutal!)
Tras una noche donde no pasamos frío, sacamos los trastos y encendemos el hornillo; café, tostadas... Y arrancamos no muy temprano pero tampoco muy tarde. Vamos descubriendo los alrededores de Lekunberri y el antiguo trayecto del tren Pmp-SS. Las vistas son preciosas; las Malloas, los bosques a tope de colores de otoño, las casas...
Vamos haciendo kms hasta el túnel de 2,7 km de Uitiz. Un túnel iluminado que ofrece una curiosa experiencia al atravesarlos (ida y vuelta, total 5,4 kms...). Nos cruzamos con varios caminantes, ciclistas, perros... Conforme avanza la mañana, la vía verde del Plazaola se anima.
De regreso algunas fotos, duchas y a comer como señores. A la tarde, damos un paseo por Lekunberri y a Misa. Hacemos rato tomando algo y viendo la segunda parte del At. Mardrid -Osasuna (que gana el Atco en los minutos finales... Mierda!) y cenamos una ensalada en casa Ahinoa. A gusto. Hora de ir recogiendo, así que a dormir a la furgo y mañana a ver cómo amanece...
La mañana pinta bien. Aunque con nubes al fondo, la temperatura es buena e incluso a ratos asoma el Sol. Desayunamos de domingo; café x2, pan tostado, magdalenas, palmeritas de chocolate... Y, finalmente, salimos hacia Mugiro.
Segunda jornada por la que al pasear junto al río, disfrutamos de una vistas, si cabe, mejores que las del día anterior. A la ida, subimos hasta Mugiro para después bajar al camino junto al río de nuevo y avanzar hasta el merendero de San Miguelentxo.
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