Quedamos a las 09.30 Mon, Pablo y yo para ir a Morata. Esa escuela a la que siempre se volverá. Escalada a la antigua usanza, que a muchos deja de gustar cuando comienzan a hacer grado (no es mi caso) pero que a otros continua enamorando. Y es que esta vieja escuela zaragozana, ofrece auténticas joyas en cada uno de sus sectores.
Ayer tuve la oportunidad de conocer una parte de la peña del reloj en la que todavía no había escalado. Junto al gran diedro estuvimos escalando otras vías clásicas de la escuela. Comenzamos calentando en Olloqui, 6a+ que, como otras vías de esa pared, aunque empiezan en roca algo delicada y rara, ofrecen unos metros finales de calidad y pasos preciosos.
En la reunión de Olloqui, 6a+ tras encadenar
Después, cada uno a su nivel, estuvimos peleando en Tuareg, 7a y Pablo también en Cooper, 7a. Destacar el pedazo de pegue que Mon le dió a Tuareg, cayendo con la reunión en la cara al equivocarse en el último paso.
Pablo en uno de los chapajes de Tuareg, 7a
Disfrutando... Volviendo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario