lunes, 24 de junio de 2019

Infiernos, 3081 m. Circular desde baños de Panticosa

Ayer domingo, un comando ligero de Os Andarines (Es decir, Inma y servidor) habíamos quedado para una hacer una incursión por el Pirineo. Había una salida programada ese mismo día de la sección de senderismo pero optamos por una actividad alternativa. No por nada, sino por tener ambos un objetivo común, una cuenta pendiente, una cima que añorábamos... Los Infiernos.

Así pues, tras ir preparando la salida (menos de lo que debería *luego sabréis el porqué) durante la semana, recojo a Inma cerca de su casa a las 06.00 a.m. Puntuales, como buenos montañeros, ponemos rumbo al valle de Tena por la autovía mudéjar. Poco tráfico a esas horas, vamos charlando y el viaje se pasa rápido mientras descubro los nuevos tramos de Monrepós y el Sol se levanta.
Recorrido (en azul) del itinerario y gráfico del desnivel superado
























Tras una parada técnica cerca de Biescas, llegamos poco antes de las 08.00 a.m. al parking del refugio Casa Piedra, en baños de Panticosa. Nos preparamos a pie de coche y a las 08.10 estamos andando. En camiseta... La temida ola de calor parece que nos va a encontrar, a pesar de haberle intentado burlar huyendo de Zaragoza hacia el Norte, "más allá del muro"... En fin, nos lo tomamos con filosofía. Llevamos abundante agua, crema y, si es necesario, adaptaremos el ritmo a las sensaciones que tengamos. A disfrutar.
Mallata inferior
Esta ascensión se caracteriza porque desde el primer al último paso a la cima, todo es en ascenso. Tras un primer tramo de bosque donde el Sol no logra entrometerse y que va un poco más allá de la primera Mallata, dejamos estas atrás y tomamos un sendero que alterna camino, con escalones y bloques de piedras. 

Tras este tramos nos situamos al pie de una pala de nieve que nos conducirá en línea recta hasta el collado de Pondiellos. Nos ponemos los crampones y cogemos el piolet y en modo tractor vamos superando metro a metro el desnivel que nos sitúa a 2.800 metros y ya nos permite ver nuestro objetivo.
Inma al comienzo de la pala al collado de Pondiellos y progresando por ella

Aunque hemos coincidido con otros grupos que subían a los Infiernos y al Garmonegro, llegamos allí solos. Descansamos un rato y repasamos el itinerario. Primeras dudas del día... Veo subir a una persona por un corredor de nieve que me parece muy empinado para ser la ruta "normal". Hay unos hitos a nuestra derecha que parecen señalar un camino hacia algún lado pero no termina de convencernos ya que desde el collado a los Infiernos por ese itinerario hay un cortado considerable en la cresta que los une.
Los Infiernos. La línea de nieve perpendicular al collado cimero es el corredor por donde ascendimos
Mientras deliberamos comemos y bebemos algo. Estamos muy frescos para haber salvado la mayor parte del desnivel y vamos muy bien de tiempo. Eso nos da tranquilidad. Por lo que decidimos volver por la ruta de los ibones. A pesar de no llevar el track de esa ruta (sólo descargué el de Infiernos por Pondiellos) tenemos las reseñas de un par de conocidos blogs y creemos que no tendremos problemas en encontrar el camino. En estas llega un trail runner que viene desde el mismo lugar que nosotros pero por la ruta por la que acabamos de decidir volver, así que le preguntamos y nos confirma que merece la pena y anima a ello. Sólo hemos de prestar más atención a una parte del corredor que tiene la nieve más dura.
el corredor
Seguimos la marcha. Hace unos minutos las nubes nos han dado un respiro y, junto al viento y altura en la que estamos, nos obligan a ponernos alguna capa... Tras unos cuantos metros por piedras, toca volverse a poner los crampones y ganar metros hasta situarnos en la base del corredor. Comenzamos a ascender aprovechando los escalones que anteriores montañeros han dejado en su camino hacia la cima. Hay tramos casi verticales y aunque los crampones hacen su función perfectamente, el piolet reconforta... Especialmente en la sección con nieve helada. Es increíble. Zaragoza arde y, nosotros, casi pasando frío.
Cuando tomamos un respiro nos damos la vuelta para admirar las montañas
En menos de lo previsto (alrededor de una hora sobre la hora y media pronosticada por el trail runner) salimos del corredor y llegamos al collado cimero. Como vamos a volver por los azules, ascendemos primero el Infierno Oriental, de allí vamos al central y, después, al occidental. Muy contentos disfrutamos de las vistas panorámicas de todos los picos, ibones, poblaciones que la vista alcanza. 
Cima del Infierno Oriental
En la cima nos encontramos con otras personas, muchas de ellas catalanes ya que en Barcelona el lunes es puente por San Juan. Comentamos con algunos de ellos el itinerario de regreso. Creemos haber entendido las referencias que nos dan y comenzamos tras la última de las 3 cimas el camino de vuelta.
Cima del Infierno central, 3.081 m.
Vamos siguiendo los hitos y divisamos la marmolada a la derecha. Seguimos bajando pero tenemos la sensación de que no vamos bien. Dudamos. Estamos planteándonos qué hacer e, incluso, volver por Pondiellos cuando vemos un montañero que sube por el mismo camino. Esperamos a que llegue a nuestra altura y nos confirma que no vamos bien. De seguir el camino que seguíamos llegaríamos a Sallent, lugar desde donde partía nuestro particular "ángel de la guarda". Nos explica cuál ha sido nuestro error, ya que el camino que queríamos tomar nosotros parte desde la misma cima del Infierno occidental. Regresamos a la cima con él. Encontramos juntos el hito correcto que marca el camino por la Marmolada hasta la cresta desde donde se desciende a los azules.

Tras despedirnos de nuestro nuevo amigo y darle las gracias, con unas dos horas perdidas por la equivocación nos lanzamos a por ello... La primera parte tiene mucha pendiente y las piedras sueltas nos hacen resbalar. Hemos de ir con mucho cuidado. Hay también tramos con agua del deshielo y nieve. No estamos a gusto la verdad, más bien tensos. Nos planteamos abandonar en un paso expuesto que, finalmente, salvamos. Comenzamos a ver un camino más marcado y mejor señalizado que nos termina por animar a continuar por ahí... Hablo con Inma. No estoy contento conmigo mismo ya que cualquiera puede equivocarse pero este error era completamente evitable. Con haberme descargado el track de vuelta, a pesar de no tenerlo claro del todo..., hubiera bastado.
Lengua del glaciar de la Marmolada más allá de donde debíamos tomar el desvío
Ya en camino correcto, cerca de la bajada por el nevero hacia los azules
De repente la montaña nos ha dado "una colleja" de humildad. Pasamos a sentirnos pequeños y vulnerables. Hemos pasado un ratillo tenso y, situados al borde de un cortado donde señaliza la bajada a los azules, con dificultades para ponernos los crampones por lo incómodo del filo, hablamos de ello e intentamos reconfortarnos. Me llevo mucho para pensar de lo acontecido.

A lo lejos veo dos personas sentadas al pie del ibón y un camino que parte ascendiendo hacia el Garmoblanco. No veo si el camino continúa descendiendo hacia la derecha puesto que la pared del macizo me tapa. Espero que sí ya que entiendo es la orientación lógica de regreso y las indicaciones que nuestro amigo nos ha facilitado coinciden. Pero hoy... Uno ya duda de todo. Además intento cargar unos mapas con el móvil para confirmarlo pero desisto al no tener nada de cobertura. Cuando nos disponemos a destrepar un pequeño tramo de roca que nos deja a los pies de la pala de nieve, vemos que la pareja de antes desaparece hacia nuestra derecha. Al menos, camino hay. Bien.

La pala es muy empinada en la primera parte del descenso pero la bajamos mejor de lo esperado. Vamos relajándonos un poco porque ahora ya sabemos que el resto del camino ya no tiene dificultades. Llegamos a los lagos y nos tomamos una pausa para relajarnos admirando lo espectacular del paisaje. Allí ya encontramos las marcas rojas y blancas de la GR11. Ya no las dejaremos hasta el refugio de casa Piedra.

Todavía nos quedan unas horas para llegar al coche. Vamos parando a comer y beber. Poco a poco vamos atravesando el valle por el nevero que nos lleva hasta los ibones de Bachimaña en ligera bajada. En este punto la nieve desaparece y los excursionistas de media jornada van apareciendo. Suben desde Panticosa.

Seguimos por la GR11 rodeando los ibones de Bachimaña hasta alcanzar el refugio del mismo nombre. Sin parar en él seguimos hacia nuestro destino final. En torno a una hora más tarde, casi tras 10 horas de actividad a las 18.00 llegamos al coche. Nos cambiamos de calzado y ropa y nos tomamos una más que merecida jarra de cerveza. Estamos un rato viendo las fotos, comentando la jornada, descansando...

A las 21.00 estamos en casa, cansados pero contentos. Como suele suceder -a pesar de todo- cada vez que uno va a la montaña.

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