Este verano ha sido singular a la vez que trepidante. Sin embargo, el tiempo pasado en Pirineos ha sido menor a otros años.
No he coincidido con ningún compañero para poder escalar por los meses, sin embargo, no he estado mucho en el sofá. He aprovechado para pasear. Sí, más que montaña, paseos por el monte y correr.
La salida más "significativa" que he podido hacer es la subida al pico de la selva. Desde la puerta de casa. Un lujo. Sin mayor pretensión que caminar por senderos desconocidos para mí, nos encontramos con una buena actividad en la que pudimos disfrutar de un bello bosque y muy buenas vistas.
Comienza por el camino del Orbil, que comparte itinerario con el camino de Santiago a su paso por Villanúa en dirección a Castiello de Jaca. Cerca de este último, marca un desvío en el que indica 1h10' a la cima. Este camino, al resguardo del Sol, es completamente ascendente hasta la cima y recorre un barranco transitado por BTTeros.
Aunque llovió la noche de antes, el camino está en buenas condiciones y no tardamos el tiempo indicado en alcanzar la cima. Preciosas vistas de Jaca, Oroel y localidades de alrededor. Comemos algo y aprovechamos para beber y descansar un poco.
Tras descartar volver por el mismo camino, encontramos al otro lado de un vallado la pista que discurre hasta un cerro de mayor altura donde una divisoria flanqueada por una barrera nos ofrece volver para casa o bajar hasta Iguazel.
Seguimos en dirección de retorno por una cómoda pista desde la que podemos ver Collarada y los montes vecinos y en la que encontramos las ruinas de la ermita de Santa María de Trujillo. Más adelante, la pista enlaza de nuevo con el camino del Orbil en un punto anterior al desvío tomado.
Tras casi 5 horas de caminata, unos +600m y 18km llegamos a casa con hambre. Seguimos! ;)
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