A priori, el objetivo era subir a
la Moleta por el carretón y volver por cerca de donde lo hicimos. Pero tuvimos
uno de esos percances que nadie quiere tener, a pesar de que no hubo que
lamentar graves consecuencias…
Antes de las 08.00 ya habíamos
aparcado en Canfranc Estación y tomado la senda donde comienzan varios PRs.
Nosotros subíamos por “el tubo” hacia el carretón. Paralelo a esta conducción
de agua de los ibones de más arriba, puede verse un antiguo rail que servía de
guía para subir y bajar un gran vagón de metal llamado “carretón”. Este, sirvió
durante años para transportar material y maquinaria para las obras de la presa
de Ip y otros trabajos relacionados.
El camino discurre entre bosque
por zig-zags. Desde el comienzo va ganando altura progresivamente, sin una
pendiente endiablada pero sin relajar tampoco. Vamos viendo las distintas
señalizaciones, incluyendo las que pertenecen a la ultra Canfranc.
De los 1.300 metros de desnivel
que tiene la ascensión a la Moleta por este itinerario, 800 de ellos los
salvamos en este tramo que termina en una gradas de piedra con unas vistas
espectaculares de los lecherines y picos adyacentes por un lado y, por el otro,
del macizo de Collarada. En este punto, se conecta con la pista que une el
carretón con el ibón de Ip. Justo ahí, se inicia la subida a la Moleta y parte
final de la marcha programada.
Sin embargo, tras visitar las
antiguas instalaciones del carretón y, a punto de subir a la moleta, Josetxo se
siente indispuesto y prefiere bajar a Canfranc. Al haber tenido un infarto hace
3 años y un stent colocado nos preocupamos... Decidimos acompañarlo todos.
Primero paramos a comer y beber algo y que descanse tumbado y planteamos una
bajada alternativa algo más larga pero más suave por la Besera.
Cuando decidimos emprender el
regreso, en los primeros metros llanos hacia Ip, Josetxo vuelve a sentirse mal
por lo que volvemos a sentarnos y descansar. Entonces decidimos bajar por donde
hemos subido, más empinado pero más directo y rápido y entre todos ayudarle.
Pero ocurre lo mismo y al comenzar a bajar vuelve a sentir dolor en el pecho y
malestar por lo que paramos y decidimos pedir ayuda.
Llamamos al 112 donde explicamos lo
sucedido y antecedentes del compañero. Nos ponen simultáneamente con la Guardia
Civil quien, a su vez, lo hace con el especialista de montaña del cuerpo
-resultará ser un “viejo” amigo de los campamentos donde fui monitor- el
Teniente Santiago Gómez Rivas quien nos hace unas preguntas, nosotros le
pasamos las coordenadas UTM y, por la inaccesibilidad del lugar por otros
medios, nos comunican que mandan para allá ale helicóptero. Nos pasa con
emergencias de nuevo, esta vez con una médico que nos da unas pautas a seguir
con el compañero mientras llega el equipo del EREIM con el médico que lo
atenderá. Josetxo ha de permanecer tumbado, a la sombra y no moverse del sitio.
También le dicen que se ponga bajo la lengua la pastilla de cafinitrina que
lleva en la mochila para bajar la tensión.
Mientras esperamos el helicóptero
preparamos todas las cosas y recogemos de forma que quede el lugar despejado y
podamos ayudar a evacuar lo más rápidamente posible a Josetxo. Tiene frío, a
pesar de hacer buen día y no haberlo ubicado a la sombra, así que le dejamos
todas nuestras chaquetas para que se tape.
En unos minutos oímos llegar el
helicóptero, este se posa apoyando tan sólo uno de los patines sobre una de las
rocas de la terraza donde esperamos. Desde allí se bajan Santi y un compañero
del EREIM junto a un médico y el piloto queda con ellos en regresar en 5
minutos.
Cuando veo a Santi, dentro de la
situación que es… Me alegro un montón, nos saludamos y me dice que hemos hecho
lo mejor que podíamos hacer y que si nos vuelve a pasar algo similar hagamos
exactamente lo mismo. Alivia en momentos así ver la calma y la eficacia con la
que trabajan estos profesionales. Además de la amabilidad con que se dirigen a
Josetxo y a nosotros, transmiten mucha seguridad y tranquilidad.
En 5 minutos han comprobado que
Josetxo está estable para su evacuación, han evaluado la mejor manera de
trasladarlo hasta el helicóptero y preparado todo para podérselo llevar. El
helicóptero vuelve y los cuatro se van en él hacia el hospital de Jaca. Nosotros
recogemos las cosas y emprendemos el regreso al coche.
Tras este mal trago, nos quedamos
impresionados del trabajo de todos los profesionales del 112, GC y EREIM. La
verdad es que uno se siente más tranquilo y seguro en la montaña después de,
muy a su pesar, haber vivido una situación así. Nunca había tenido que llamar
al 112 y, la verdad es que siempre he tenido reparos en ello, sobre todo por
cómo en los últimos tiempos el EREIM se juega el pellejo sacando a otras
personas de la montaña… Muchas veces por imprudencia, falta de previsión y/o
preparación. Pero también es cierto que el caso de hoy no era ninguno de los
anteriormente enumerados. Hoy se trataba de una situación de riesgo y hemos
actuado como debíamos.
Avisadas las familias, con
Josetxo acompañado en el hospital decidimos volver al coche por otro camino de
bajada para no repetir la ruta de subida. No obstante, a través de mi móvil
vamos estando atentos a cualquier novedad o cambio. Santi me llama durante la
bajada para decirme que Josetxo había sido dejado a las 13.10 en el hospital y
se encontraba bien. Un detalle.
Inicialmente emprendemos el
camino de bajada por el mismo lugar que de subida pero en un momento dado, nos
desviamos pasando por debajo del tubo en un punto señalizado hacia la casa del
vasco, antiguo economato de los trabajadores de las obras de la presa. El
camino nos leva a ella, atravesando barrancos hasta llegar al de San Epifanio,
donde además de esta casa, se encuentran los diferentes arcos de contención que
se fueron construyendo junto a los puentes de nieve para evitar el efecto fatal
de las avalanchas de nieve por este terreno de enorme pendiente. Antiguamente,
podemos ver por las fotos de la época que no había tanta vegetación como ahora
y ello hacía del terreno, junto a las mayores nevadas del momento, un terreno
más avalanchoso.
Desde la casa del vasco,
iniciamos el descenso, también en zig-zags. Pasamos por algunos de los arcos y
vemos lo que para algunos son plantas de esa hierba que algunos
fuman…¿Opiniones? Seguimos. Volvemos a terreno boscoso y el camino nos lleva a
un paso en túnel excavado a pico y pala por una gran mole caliza que nos sitúa
frente a la casa de la cueva. Desde allí, seguimos por un sendero aún más
cómodo descendiendo hasta la denominada casita blanca (muy cerca de Canfranc y
antiguo vivero) y la fuente de la herradura.
En unos minutos más de pateo
llegamos a Canfranc estación en una jornada que no olvidaremos. Nos cambiamos y
al coche para Jaca. Parece que Josetxo está bien pero lo trasladarán a Huesca
para hacerle más pruebas y poder determinar el alcance de su afección. En el
fondo, ha sido un día muy bueno. Hay que dar gracias.
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