LLegamos hasta el comienzo del valle por la carretera que pasa por las Tiesas y se adentra en el valle y que otras veces recorrimos en bici, o en coche para ir a cenar al vegetariano. Dejamos los coches cuando empezaba un día perfecto, sin frío ni calor, despejado y con las primeras nieves adornando la cumbre del Aspe (2.645 m.), pico que domina el valle, el sombrero...
Subimos por el tubo que va desde el fondo del valle hasta el collado del Bozo, haciendo cetas por las rampas del mismo bajo e Sol ya al final de ellas. Por el camino, para nuestra alegría, fuimos encontrando gran cantidad de setas, sobre todo de champiñones silvestres. Enormes. Comenzamos a coger varios de ellos, con idea de cenárnos los por la noche en mi casa todos juntos.
Subiendo de Petrito a Mesola
Subiendo de Petrito a Mesola
LLegamos al Bozo. Después subimos un poco más hasta Petrito mejorando las vistas del valle de Aragüés (Bisaurín, Bernera...) que desde el collado alcanzábamos, además del valle de Aisa, desde donde veníamos. Luego, llegamos hasta el pico Mesola, donde con los prismáticos pudimos ver el vuelo de varias aves. Almorzamos, disfrutamos y comenzamos el descenso, esta vez, por la cresta que iba desde Mesola hasta el comienzo del valle, cogiendo más abajo una garganta paralela a la que encaramos al subir.
Juan, Iñigo y yo con Secús, Bisaurín y Bernera al fondo
Juan, Iñigo y yo con Secús, Bisaurín y Bernera al fondo
Hacia el valle de Aísa
El premio a manos de Iñigo, nuestro chef
Por suerte, por ese lado, tambien abundaban las setas...
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