domingo, 26 de enero de 2020

Nubes y claros

Hoy tocaba volver a roca tras casi dos meses (7 semanas). Entre viajes al extranjero, catarros, trabajo... En fin. Siempre hay excusas.

El caso es que hoy con muchas ganas pero poco acompañamiento físico marcho a Morata con Ana, Natalia, Luismi, Eduardo y dos colegas suyos. Allí nos encontraremos con mucha gente. La peña del reloj, como en los mejores tiempos. A tope.

Tras el cafelito en el albergue, plantamos las cuerdas a pie de vía y, hala, al lío. Natalia y yo hacemos Monkey Crux, 6a+. Encadeno pero resulta demasiado para mi como primer largo después de tanto tiempo. Me hace un extraño el hombro (en teoría) bueno a mitad de largo y termino haciendo más fuerza que pa'qué. Uf... Qué duro es volver. Ya sin piel, mosqueado con el hombro y... Pero calma. Que ya me conozco.

Seguimos. Continuamos con Espolón Octaviux, V+ y aunque me atasco en la entrada, vuelvo a empezar y todo fluye mejor. Ya estoy cansado ¡! Pero el hombro no me ha vuelto a protestar. Algo he avanzado. Poco a poco.

Después, continuamos con la otra vía que montan y hacen Ana y Luismi, Abril, 6a. La disfruto más y me parece muy majica. Ya decidimos mover donde están Eduardo, Luismi y cía. Me gustaríaprobar un 7a y como Luismi tiene montado Los capaburros, 7a allá que voy a darle una polea. Bueno, a las tres chapas me bajo ya sin piel y con un dolor de yemas que no me parece ni medio normal. Mucho tiempo sin tocar roca.

La cuadrilla va terminando sus deberes con muy buenas notas unos y otros, no tanto... No pensaba hacer más por la piel pero al final estrenos la nueva cuerda dándole una polea y desmontando Los planetas, 6a+. Al menos han caído 4 1/2 largos y, como siempre, disfrutando de la compañía.

Así es esto... Pero merece la pena.


domingo, 19 de enero de 2020

Por el tablato, pasando frío y un buen rato

Con la llegada del temido frente frío (otro más), tras las Navidades y un buen catarro, era el momento de volver al Pirineo.

La previsión era que iba a hacer frío y viento pero de nueve de la mañana a cinco de la tarde no iba a nevar. Y así fue... Llegamos a casa Piedra nevando. Nos tomamos un café por hacer tiempo y esperar que dejara de nevar pero no lo hace y echamos a andar. Al poco rato, se cumplen las previsiones y cesan los copos.

Comenzamos a andar con las botas por el camino que sale del refugio, hoy nevado. Vamos ganando altura y poco antes de llevar 200 metros subidos, la cantidad de nieve acumulada nos hace ponernos las raquetas para poder progresar mejor.

Vamos ascendiendo por el bosque y tenemos suerte de estar relativamente protegidos del viento por lo angosto del barranco. Más arriba los remolinos de nieve nos hacen ver que no será así todo el rato... 

Las vistas del Algas, Garmonegro y aguja de Pondiellos son preciosas. Podemos contemplarlas en un pequeño mirador donde los árboles desaparecen y nos lo permiten. Más o menos por esa altura cogemos tendencia hacia la derecha, siempre en ascenso. En mitad de esta travesía tenemos que cambiar las raquetas por los crampones. Ya no nos los quitaremos hasta el coche.

Llegamos al otro barranco donde ya podemos ver frente a nosotros el collado y la cumbre del Tablato. No estamos lejos. En este punto estamos completamente desprotegidos de las rachas de viento que nos azotan y, en ocasiones, nos desequilibran. Los esquiadores deciden no continuar e iniciar el descenso desde ese punto. El resto, decidimos intentar subir algo más y ver si, al menos, podemos alcanzar el collado y volver por la otra vertiente.

Apenas conseguimos ganar unos metros más ya que el viento es insoportable. Estamos a apenas 100 metros de desnivel de la cima pero si ya sufrimos la fuerza del viento donde estamos, adivinamos la bofetada que nos va a dar nada más asomarnos al collado. Ni hablar de la cima...

Así pues, llegamos donde nuestros compañeros y mientras ellos buscan el mejor trazado para sus esquís, nosotros vamos bajando sin mayor problema teniendo únicamente que tener cuidado con algunas "trampas" que se ocultan bajo la nieve.

Aunque quedamos con los esquiadores en un punto donde se toma la GR11, no conseguimos verles y decidimos continuar por las huellas de subida de otro grupo. Alcanzamos la GR11 más abajo y un rato después el refugio. A la media hora llegan los esquiadores y es que se han encontrado con nieve muy dura que debido al frío no ha transformado.

En total, algo más que cinco horas de actividad, un desnivel de 600 metros y mucho viento. Hemos disfrutado de la salida a pesar de que no haber conseguido la cima y de haber tenido que improvisar el objetivo debido a las condiciones. Pero así es la montaña. Y así nos gusta. Terminamos, como no..., con un buen homenaje en el refugio y a casa.