domingo, 8 de marzo de 2020

Palabras más, escaladas menos...

Hoy no hay fotos. Va a ser raro... La verdad es que hemos dejado los teléfonos en la mochila y además de escalar, sobre todo, hemos hablado.

Antonio y yo no nos conocemos hace mucho pero hemos vivido situaciones parecidas y teníamos algunas palabras pendientes. Hemos ido a pasar la mañana a Morata y entre conversaciones, hemos escalado en la pared del túnel. Repasando mis notas, he visto que sólo había escalado allí una vez antes. 

La primera vía para calentar que hemos hecho ha sido Ferrobox, 6b la abro yo poniendo las cintas y me penaliza el resto del día. A pesar de haberla escalado bien y encadenado, el cansancio de una semana muy dura me pasa factura. Llevo escalando duro y entrenando ininterrumpidamente además las últimas 5 semanas... Y el cuerpo protesta. Tengo un dedo tocado y cansancio acumulado. La vía tiene una entrada física y después transcurre por una sucesión de buenos agarres por fisuras con llegada a la reunión un poco más fina. Muy chula.

El problema es que los antebrazos se me han puesto como botijos y ya no bajarán... También se me irá la piel en dos largos más. Signo inequívoco de que tengo que descansar... La segunda vía que monto es El capricho, 6a una vía con comienzo algo roto y placa vertical de buen agarre con un paso arriba. Vuelo. Me inflo y al irme un poco de más hacia la derecha, le aviso a Antonio que voy para abajo. No pasa nada. Termina de montar las dos cintas que quedan él y la desmonto volviendo a subir (y colgándome) de segundo, Petado... Y sin piel ya.

Sin embargo después de que monte Antonio Tope classic, 6a decido darle de primero. Qué viote... Mantenida, de calidad, placa de escalar y agradecida. Preciosa. Tiene una entrada a bloque pero tras las dos primeras cintas la vía deja reposar. Lo que ocurre lo podía prever pero hay que escalar. Me tengo que colgar y me cuesta terminar la vía aunque la disfruto. No todos los días se pasea uno por las vías...

Para terminar, Antonio dice que hay que hacer un último largo fácil que ya conozcamos y repetimos Torreto, V+ en la boina. Otra vez más. Cinco largos y nos marchamos para casa hablando de nuestras cosas... A descansar, recuperar y volver.

domingo, 1 de marzo de 2020

"El mal ya está hecho..."

Los jueves, además de hacer bloques y lesionarnos los dedos, tomar cervezas y mandar a escaparrar la semana, miramos el tiempo que va a hacer y planeamos la salida del fin de semana. Hace ya un tiempo fijamos este fin de semana como el finde en que enseñar a Luismi los mallos de Riglos.

Las previsiones de lluvia nos hacían dudar de si abortar el plan o no... El caso es que decidimos arriesgar e ir. Parece que aunque agua, no daban mucha, al menos hasta las cinco de la tarde. Si todo iba relativamente bien, no nos mojaríamos mucho. El caso es que allá que fuimos.
Mallos Pisón y Firé con el Gállego al fondo

Finalmente, Dani se queda en Zaragoza, Eduardo se anima, Luismi y yo, los titanes y Antuan que cumplía años el viernes se consigue "escapar" de casa. Marian y Diego duermen en Riglos y quedamos con ellos a las 10 en el Albergue. El resto, acuden a tomar café a casa a las 08.15. Antuan dice que mejor vamos en su coche que si no vamos a alargar la sobremesa prefiere estar no muy tarde en Zaragoza y poder atender sus obligaciones de esposo y padre de familia... Al final nos decía que no nos preocupáramos que tampoco volveríamos corriendo porque como le había dicho su mujer al salir de casa, "El mal ya está hecho..."

Entre risas e ilusión, incertidumbre por el tiempo, ver andando a la muerte por la carretera cerca de Zuera, llegamos a Riglos. Frío, humedad... Un café con los titanes en el Albergue y al lío que me enfrío. En los coches, mientras nos vamos poniendo el arnés, preparando el material, etc. Vemos que aunque no hay mucha gente, todas las cordadas estamos preparándonos al mismo tiempo. Nosotros somos tres cordadas y vamos a hacer "Irene y la Paz, 6b+" al mallo Frechín. Marian y Diego, viendo a otra gente ponerse en marcha en la misma dirección deciden adelantarse... Finamente, en la vía sólo estaremos nosotros. Perfecto.
Luismi con dudas y Antuán a pie de vía

Llegamos a pie de vía y comienzan los titanes, después Antuan y Luismi y finalmente Eduardo y yo. Mi objetivo principal del día es disfrutar y el otro, abrir largo de primero. Nunca lo he hecho en Riglos y esta vía es "ideal" puesto que está muy bien equipada. Hablo con Tornillo (Eduardo) y le comento si le parece bien alternar de primero uno y otro, aunque si no le importaba que tirara él los largos más difíciles. Me dice que todo le parece bien. Así da gusto. El primer largo es un V+ algo roto por el que hay que flotar con cuidado pero vamos, que por cómo me lo habían pintado, lo esperaba peor. Abro yo el largo, así que objetivo secundario del día cumplido. A ver si lo mantengo...
Diego en el primer largo a punto de llegar al diedro
Eduardo en la reunión del primer largo

El segundo largo, es más difícil de la vía, se trata de un 6b+ cuya dificultad está en la salida de la reunión, en las tres primeras chapas. Vamos progresando las tres cordadas de forma que siempre están Diego o Marian cuando Luismi llega a la "r" y Antuán que tira los mismos largos que yo, cuando yo llego a la "r". De esta forma, nos aseguramos que los novatos en pared, tenemos a un compañero experimentado que supervisa las maniobras de seguridad cuando llegamos a la reunión.

Para mi sorpresa encadeno el segundo largo, igual que Eduardo pero de segundo. Lo malo es que llego a la reunión inflado y aún quedan 5 largos más. Ojo que hay que dosificarse... En teoría, el siguiente largo es mío y dudo. Pero Eduardo me mete caña y presiona de forma perfecta para que lo tire yo que si no estaré en las mismas que otras veces y además se ve más fácil, etc. Bien hecho, amigo. Así lo hago y aunque todavía cansado no solo lo encadeno sino que lo disfruto. Buen largo de 6a además. La roca ha mejorado desde el L2.
Abriendo el L3

Antuán y yo en la reunión del L3

El cuarto largo es un 6b corto de pequeña panza justo antes de la "r" que consigo también encadenar aunque casi caigo en la parte final. Hoy va a tocar luchar, no estoy acostumbrado a este tipo de escalada y lo que más me falta a mi es conti. Pero bueno, no es excusa, el grado no es alto y tengo mucha más fuerza que la que exigen los pasos. Seguimos.
Luismi llegando a la "r" del L4

Tiro el quinto largo intentando gestionar los reposos, soltando un poco brazos y todo eso... Pero este largo de 6a es más mantenido y largo. Poco a poco voy poniendo todas las cintas, estoy escalando muy bien, Se nota que estoy cansado ¡jajajajjaja! Sin embargo cuando ya veo a Antuan en la "r" que me hace alguna foto, me voy hacia la izquierda porque "la roca me lo pide" y cuando quiero darme cuenta tengo la chapa a dos metros a la derecha. Mierda.
Abriendo el L5 antes de que llegara "el hombre del mazo"...

Comienza el show... Antuán se da cuenta de que me he colado y me dice que tengo que ir hacia una repisa a la derecha en travesía. Lo veo complicado porque hasta allí no veo pies claros y los brazos se me están hinchando... Empiezo a entrar en modo pánico. He conseguido poner la cinta pero me veo incapaz de chapar. La cuerda roza en un saliente y no puedo coger. Asumo que voy a volar. Eduardo desde la "r" no puedo verme ni oírme porque hay varias cordadas, se ha levantado el viento y las distintas pancitas del largo impiden vernos. Intento calmarme, respiro, suelto brazos pero no puedo quedarme mucho rato ahí porque no recupero y me va a resultar imposible salir de ahí si no hago algo ya. Antuan me tira un cabo de cuerda para que me agarre y llegue a la "r" pero... Ay el orgullo... No quiero. O al menos decido luchar hasta el final, hasta aquí he encadenado todo y me da pena habiendo escalado tan bien cagarla en la entrada a la "r". Joder... Vuelvo a respirar, suelto brazos, decido ir por donde voy por lo que he de saltarme la última cinta y llegar sí o sí a la reunión. O eso o volar como un buitre. Me tiro con todo a un bolo que me permitirá subir pies y estar "salvado". Lo toco pero se me resbala la mano un poco, parece que voy a caer pero consigo quedarme lo suficiente para subir pies y salir airoso. Por poco... Anda que no se ríe Antuán de lo que ha visto..! Resulta además que todos se han equivocado en ese paso, que debe ser algo conocido y comentado.

Llevo cinco largos ya. Todos encadenados. Por los pelos, eso sí. Queda un largo de 6b largo y uno de IV anecdótico que se empalman. Así que ¡sólo un largo!. Hay que darlo todo. Bueno, el trabajo ya está hecho como le digo a Eduardo. Eso me ha quitado presión. Hemos tenido suerte con el tiempo. A pesar de hacer el primer largo chispeando y pasar un poco de frío en alguna reunión, incluso hemos tenido calor en algunos momentos, ha hecho un día perfecto. Estoy disfrutando muchísimo así que no puedo pedir más...

Soy el último que queda en la vía puesto que le toca a Eduardo tirar de primero y ya está en la "r". Salgo. Me parece mucho tomate para tan poca gasolina que me queda pero, oye, a disfrutar. Voy concentrado, escalando muy bien, la verdad. Con ritmo y cuando quiero darme cuenta sólo me queda la última pancilla por delante antes del IV y... ¡Sorpresa! Lo consigo encadenar. ¡Qué alegría! Para mí, este es el mejor largo (6b) de la vía. Buenísimo. Ya estoy en la cima del "Frechín" y toca recoger cuerdas corriendo que parece que la lluvia se acerca. Mientras, nos damos al enhorabuena y las gracias por el apoyo. La verdad es que es una gozada poder compartir escaladas con un grupo así.

Equipo tablón (de izquierda a derecha)
ARRIBA: yo, Eduardo, Luismi, Antuán y Diego
ABAJO: Eduardo, Antuán, Diego, Marian y yo


El camino de regreso lo hacemos por la bajada de la visera. Como una horita. La "propina"... Estoy reventado me pinchan los antebrazos y tengo dolores por todo el cuerpo, ¡Jajajjajaja! Pero más contento... Al llegar al coche, recogemos todo, zampamos algo de fruta y frutos secos (apenas únicamente en las más o menos cinco horas que hemos estado en la vía he bebido agua) y rumbo a las piscinas de Ayerbe a ponernos como marranos. Llueve a cántaros ahora aunque ha empezado poco antes de llegar a los coches. No se puede pedir más.