lunes, 25 de mayo de 2015

Subida al pico Peygueret, 2.480 m.

Ayer teníamos una importante reunión Andrés y yo. Tras bastante tiempo sin podernos juntar en condiciones, nos íbamos al Pirineo. Amigos desde los tres años, siempre hemos compartido valores, personas importantes, trabajo y aficiones.

Andrés y yo en la cima del Peygueret. Enfrente, el Midi d'Ossau

Es una suerte tras más de 30 años poder seguir compartiendo momentos como los de ayer, conversaciones, confidencias... A las 07.30 Andrés me recoge al lado de casa. Puntuales los dos apenas sin darnos cuenta, llegamos al aparcamiento de Portalet en el lado francés, nada más pasar la frontera. Nos preparamos y comemos algo, echamos bien de crema y arrancamos.
El Peygueret desde el parking de Portalet con un dólmen a la vista

El día parece que va a ser bueno y las predicciones del tiempo no se equivocan. Sin embargo, tenemos que ser cuidadosos con el horario ya que al mediodía dan posibilidad de lluvia. En el trayecto, encontramos más nieve de la que pensamos, pero llevamos material de seguridad y la condición del blanco manto es buena. Puede verse que la nevada que anteayer dejó dos dedos de nieve en Candanchú, también hizo acto de presencia en la zona.
Andrés siguiendo la huella que aún podía verse de otros días

Nos empanamos y cogemos el sendero de la izquierda, no el de la derecha y "perdemos" 40 minutos paseando por unas praderas espectaculares cubiertas de coloridos mantos de flores. No tardamos mucho en darnos cuenta y vadeamos un riachuelo para enlazar de nuevo con el camino correcto. (Si Andrés, al final he puesto que nos colamos jejejeje!)

Ya en la ruta correcta, por una buena pista comenzamos a ver gente, aunque apenas 3 o 4. Los adelantamos y entre paradas para quitarnos y ponernos capas, colocarnos las polainas para los primeros neveros y sin parar de cascar, nos plantamos en el refugio de Pombie, ya a 2.000 m.

El ibón luce maravilloso con sus colores azules, blancos, grises, verdes... y las marmotas campan a sus anchas, llegando incluso a aceptar nuestra presencia a medio metro. Es increíble. Creo que si les ofreces la mano, te saludarían. Tras beber algo y sacar el piolo, empezamos a subir por las palas de nieve. Los 500 metros de desnivel que nos restan, con la majestuosa figura del Midi observando nuestro avance y dominando la zona, en su mayor parte están cubiertos por el blanco manto.
El ibón de Pombie con el refugio de la federación francesa de montaña al fondo

Ascendemos bastante deprisa, solos, pasando del calor al frío en cuestión de metros. Vamos poniéndonos a la altura del Midi mientras dejamos nuestra huella en la nieve, dudando en ocasiones de cuál será el mejor trazado. Fichamos algunas bajadas para luego lanzarnos de culo con el seguro de nuestros piolets. Seguimos subiendo.
Afrontando los últimos metros de nieve antes de la cima, la nubes se apartan para mostrarnos la cima del Midi

Nos plantamos a las 12.30 en la cima con un ojo puesto en las nubes que intermitentemente cubren la cima del Midi y van envolviendo la zona. Mejor no entretenernos mucho, por si acaso. Aunque el camino de vuelta es claro, vamos bien de hora y no hay peligros evidentes, la montaña, es la montaña...

Disfrutamos de los tradicionales bocatas cimeros, y las vistas del lugar. Es una ascensión muy agradecida ya que en todo momento hay bonitas postales. Bajamos haciendo el ganso y cruzándonos a varias parejas francesas camino de la cima. Imagino que ya estarán curadas de espanto, pero me corto un poco al llegar a su altura ;)
Panorámica desde la cima. Las vistas con algo de nieve en los montes vecinos, son preciosas

Tras deslizarnos nevero abajo y marcando nuestros culos en la nieve llegamos a Pombie de nuevo. Picamos y bebemos algo más y rato después llegamos al coche. Recogemos y a mitad de tarde, ya estamos de regreso atendiendo nuestras obligaciones familiares y civiles. Una gozada que estamos dispuestos a repetir no cada tanto tiempo, a pesar de lo complicado de nuestras agendas.

domingo, 17 de mayo de 2015

¿Cansancio o pereza? Detrás se esconden muchas otras cosas

Creo que un poco de las dos hay. Aunque lo preocupante es la pereza. Y no por lo que en si es, que también... Sino por lo que tratándose de mi, esta oculta. Me explico.

Siempre es duro volver de una lesión. Bien, por un lado eso explicaría el cansancio y cierta inseguridad (factor psicológico de la escalada) pero no lo demás. En mi caso, me llevo al arnés no solo las cintas sino otras cosas (personales, profesionales, sociales, etc.) que unido a lo exigente a nivel de concentración y stress que escalar de primero supone, me crea ansiedad e impide escalar con la fluidez de otras ocasiones. De encadenar, ni hablamos... Aunque eso la verdad es lo que menos me importa de todo esto.
 El muerto inferior, al fondo, el muerto superior. 
 Estuvimos en Chango, 6a+ (fea), Amok, 7b (muy chula) y la chica del Mini, 6b (también guapa...)

Sin entrar en detalles, mi forma de ser implica que para poder disfrutar escalando; bien esté en una situación tranquila, bien sea acapaz de dominar las circunstancias que me rodean en el momento y, esto segundo, por mis nervios y lo anterior, no es cosa fácil... 

Me decía un buen amigo, que no es bueno salir a roca cuando uno está "así". Las razones evidentes y la opción de no entrar a luchar en una batalla que es muy dificl ganar. Mejor dedicarse a entrenar más o hacer otros deportes que ayuden más que me hagan sufrir: correr, bici... Cualquiera que no implique la concentración y esfuerzo mental de la escalada. Otro buen amigo, me dice que me centre en disfrutar de la escalada, que para eso estamos allí y hemos cogido el coche después de currar, cansados y renunciando a otras cosas y comodidades, que nos gusta. Que nadie me va a dar un premio por hacerlo mejor o una colleja por hacerlo peor, que me relaje...

Razón tienen los dos y el problema lo tengo yo. La escalada en este caso, no hace sino sacar a relucir áreas de mejora, tanto en lo técnico (deportivo) como en lo personal. Así que de ayer, además de las palabras con mi compañero, el frío que pasamos a pie de vía, el aire puro en los pulmones, las vistas, las buenas sensaciones en el dedo, risas, etc. Me llevo deberes. Y esto, entre otras cosas, es escalar.
Nenúfar en la fuente donde llenamos las botellas de camino

lunes, 4 de mayo de 2015

Una clásica. Las planas de Cadrete

Este puente, he ido a pie cambiado. Por compromisos familiares, el único día que los compañeros no salían a escalar, era el que yo podía salir... Si bien es cierto que siempre puedo cogerme el crash-pad e irme solo a Albarracín, para ir solo, prefiero la bici.

Además, tenía desde hace tiempo pendiente una subida clásica zaragozana. Las planas de Cadrete. Se trata de una ascensión por pista a un parque eólico sito en la localidad de Cadrete, entre Cuarte y María de Huerva, a pocos km de Zgz.
 Panorámica del parque eólico de la planas

Así pues sin pensármelo mucho para allí que me fui habiendo mirado antes, como siempre, rulando.es 

Al llegar a Cadrete, voy preguntando (o mejor dicho, siguiendo) a ciclistas que mi instinto me dicen que van en la misma dirección que yo. No me equivoco. Pasado un polígono industrial a las afueras del pueblo, la carretera gira y se convierte en una pista de tierra que desde el inicio de la misma se empina.
 Recorrido de la salida (en un pequeño tramo pausé sin darme cuenta el GPS por lo que falta un trazo en rojo, aunque es evidente. La distancia recorrida por este motivo se sitúa en torno a los 40 km.)

Según leí, lo peor eran los 10 primeros minutos, pero si bien es cierto que este tramo inicial hay dos curvas bastante duras, luego tampoco desmerece. El calor empieza a apretar y aún sin saber si voy a terminar por alcanzar la cima sin poner el pie en tierra, me alegro de no haber dejado esta salida para más tarde... ¡Qué manera de sudar! Tras adelantar y ser adelantando, a mi ritmo, alcanzo el alto de las planas (sin pararme ni bajar de la bicicleta) donde las vistas y el ambientillo ciclista merecen la pena. Me siento satisfecho y orgulloso.
En el mirador de la planas. Al fondo Zaragoza y el camino de subida que serpentea amarillo

Unas fotos, preguntas acerca del estado de la pista por donde pretendo volver a casa y me dirijo tras beber y comer una manzana hacia los hitos con pintura amarilla y blanca, hacia el barranco del montañés.
 Sendero del barranco del montañés

Sin duda, una vuelta más dura y técnica que deshacer lo andado, pero muy bonita y entretenida. Poco antes de llegar a la zona de canteras cercana a Puerto Venecia, queda un último repecho donde me termino de vaciar. Una salida más en bici que tenía muchas ganas de hacer.