A punto de hacer la maleta para Sölden, me cogí fiesta el viernes para hacer algo de ejercicio y no llegar demasiado frío a lo que va a ser la actividad estrella de este curso.
Además, tenía ganas de estrenar unas raquetas que los colegas me regalaron ya casi hace un año (no tengo vergüenza...). Así que esta mañana, con algo de más suerte que ayer, que no paró de llover/nevar en todo el día, he aparcado a primera hora el coche en el parking de la estación.
Contraluz con las pistas de Candanchú abajo
Vistas hacia Astún
Me he colocado las raquetas con las botas de snow, cogido los bastones y echado la tabla a la espalda y, ala, a sudar se ha dicho. Nubes y claros, pero bastante buena la temperatura, -3º. Eso si, algo de viento que conforme ganaba altura, se hacía más molesto y arrastraba nieve sobre la cara.

Casi no recordaba lo que era esquiar fuera de las pistas. Sin pararme a pensar, me he lanzado y me he ido al suelo a las primeras de cambio. Tragado el orgullo e incorporado de nuevo, ya he bajado más dignamente, dominando la tabla haciendo que la parte delantera mirara al cielo, en vez de al suelo y evitando así que me hundiera y frenara de nuevo, marcando los giros con pequeños saltos...
Huellas de la subida al collado, Candanchú al fondo
Ya en la zona de pista grande, cambio de chip y mucho más relajado he aprovechado y estrenado la pista hoy! jejejje! Y sin tener que pagar forfait, un gusto. Era buena hora me he cambiado en el coche y para Zaragoza, que la comida de mamá esperaba. En esos momentos, el día se empezaba a poner más feo y, ya en Canfranc Estación, comenzaba a nevar.
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