domingo, 25 de junio de 2017

Moncayo en familia el día de San Juan

Ayer sábado, día de San Juan, el más largo del año..., era la fecha fijada para subir el Moncayo con mi familia política.

A pesar de tuvimos varias bajas de última hora, mis cuñadas, mi suegro y yo pusimos rumbo al techo zaragozano a eso de las 06.30 horas. El día, ventoso, auguraba un atisbo de salvación en cuanto a temperatura se refiere. Y así fue. Si bien es cierto que hizo calor y el sol se notaba, se podía respirar y no fue tan agobiante como se podía esperar.

Algo más tarde las 08.30 comenzábamos a caminar desde el Santuario. Las primeras rampas entre árboles nos hicieron romper a sudar. Se nota que el cuerpo ha de calentar y coger un ritmo durante los primeros pasos... Al menos los árboles nos protegían del sol. Llegamos bastante rápido al circo de San Miguel dejando todavía en el parking a la mayor parte de montañeros y con ellos, sus gritos y el ruido lo que nos permite disfrutar más del entorno y vistas de este parque natural.

Desde el circo, cogemos la senda que va hacia la izquierda en dirección al collado de Bellido. Es la ruta más habitual de subida a la cima, también conocida como la normal aragonesa. El Sol ya es inevitable pero tenemos suerte ya que en varios tramos el viento nos refresca un poco. Sin embargo, tenemos que realizar la primera para no prevista. Isabel se marea. Tras descansar algo más de veinte minutos, hidratarse y comer algo está en condiciones de continuar. Todo queda en un susto.

Conseguimos alcanzar el collado de Bellido y la cumbre se divisa a pocos minutos. Es el momento de disfrutar y saborear la cumbre, sobre todo para mis acompañantes que será la primera vez que estén en la cima del Moncayo. 

Tras las fotos de rigor, comemos unos bocadillos protegidos del cierzo en uno de los ventisqueros. Las vistas a los dos lados (Aragón y Castilla y León) son preciosas. Una pena que la calima no nos permitiera ver los Pirineos esta vez.

Tras media hora de descanso emprendemos el regreso. Con calma... A las dos de la tarde estamos comiendo en el coche y tras un café en Vera a mitad de tarde en nuestras casas, otra vez en el horno de Zaragoza.

1 comentario:

Agustín Goizueta Iraburu dijo...

Preciosa y poética descripción de la jornada. Buen tiempo y además no se os echó la niebla. A todas luces, mereció la pena.