martes, 20 de agosto de 2024

XIX Subida a la fuente del Paco

Por fin llegó el día de mi objetivo deportivo veraniego. En realidad, más que un objetivo, ha sido un medio que me ha facilitado/motivado a hacer deporte -en este caso correr por el monte- estas semanas. 

La subida a la fuente "El Paco" es ya una clásica carrera de montaña que este año celebraba su XIX edición. Villanua y sus bosques son el enclave donde se realiza. Silvia corrió hace años la II edición y me hacía mucha ilusión hacerla yo también. Más adelante, la idea es hacerla juntos pero con ella de 5 meses ahora, habrá que esperar.

Foto: Turismo Villanua \ Yhabril Moro

48 horas antes, con las piernas de madera aún del monte del sábado (manda narices...), decido hacer la última parte de los deberes y salir a hacer un rodaje de media hora. Elijo la senda de ascenso al monte Lierde que no la conozco y así además me sirve para fichar recorridos para otro día.


El comienzo es mantenido y duro a llegar al otro lado de la carretera y atravesar la urbanización que te deja al inicio de la pista. Una vez que llego a los aproximadamente 150m de desnivel y 15 minutos de recorrido, inicio el descenso. Llego a casa sintiéndome mucho mejor de lo que estaba cuando salí y con la satisfacción de haber acumulado más de 35k en 4 semanas de carrera por montaña como preparación para "mi gran cita".


El día de la carrera mi hijo me regala una buena noche. Muy importante... Con todo preparado la víspera tras recoger el dorsal y la camiseta, sólo he de desayunar y terminar con los rituales mañaneros. Silvia me acompaña media hora antes al polideportivo, donde están la salida y la llegada. Ya se ve ambientillo y gente "más pro" calentando. Yo no soy muy de calentar en carreras así... Suelo hacerlo en los primeros kilómetros, que no estoy para regalar, que diría aquel.

Ya colocándome cerca de la línea de salida, veo también a Carmen que ha acudido a vernos a Pilar, su marido y a mí. Se agradece el apoyo. Juan también me ha dicho que saldrá con la bici por la zona y acudirá a las últimas rampas para verme.


Casi sin darme cuenta, ya estoy escuchando la cuenta atrás del speaker y acto seguido paso el arco inflable y le doy al botón de registro de tiempo de mi reloj. Vamos allá. Los primero kilómetros discurren por el pueblo, pasando por sus calles y escuchando a los vecinos asomados a portales y balcones animarnos.

Casi los 2 primero kilómetros son por casco urbano pero ya la última parte de estos, en clara pendiente que dejando el albergue municipal de lado, nos llevan hasta una curva camino de las pozas donde, a la derecha, tomamos el sendero de subido a la fuente del Paco. Hasta aquí he ido corriendo, a distinto ritmo conforme la pendiente se endurecía pero corriendo y bien. Conozco el recorrido porque me descargué el track e hice una carrera de prueba al comienzo del verano para calibrar y medirme. A partir de aquí, toca andar prácticamente todo el camino hasta la fuente del Paco excepto, algún pequeño llano y falso llano que me permiten trotar.


En este tramo me adelantan un par de personas y adelanto a una media docena. En el avituallamiento, paro para beber agua y charlo con los voluntarios. TRABAJAZO de ellos y de toda la organización que consiguen que la carrera sea perfecta para disfrutarla. Tras beber algo de agua, sigo corriendo por la pista ascendente pero de pendiente llevadera. Llego al puente, en llano, me despido de Pilar y su amiga con las que he coincido en la fuente y tiro para abajo. Cómo me gusta correr cuesta abajo ;)


Tras un par de km más dejamos la pista para tomar un sendero que asciende hacia un dólmen que nosotros bordearemos por una variante que atraviesa unos campos, aquí también, vuelvo a hacerlo andando, reservando fuerzas para el resto de recorrido. Vuelvo a encontrarme con Pilar y su amiga que me cogen en la subida justo antes de llegar al punto más alto del recorrido y volver a tomar la pista de bajada, ya en dirección al pueblo.

Dejamos la pista para tomar el sendero técnico de bajada. Para mí, este tramo es el más bonito del recorrido -atravesando un frondoso bosque- y divertido, ya que el estrecho y sinuoso sendero hace que bajar sea como un juego de obstáculos. Hasta aquí he adelantando a más gente y creo que nadie me ha pasado. En el sendero, pese a ir rápido, no adelanto a nadie porque tampoco hay mucho espacio para hacerlo.

Foto: Turismo Villanua \ Yhabril Moro

Justo al salir del sendero a la pista de nuevo, cojo ritmo y hago 3km entre 4'20" y 4'35". En esta parte de la bajada justo antes de volver a entrar a las calles del pueblo, adelanto a mucha gente y sólo me pasan 2 personas. Mi objetivo era estar por debajo de 1h45' y, a poder ser, cerca de 1h30'. Voy mejor de lo esperado, mucho mejor y lo más importante, salvadas las crisis del comienzo donde el flato amaga en aparecer y en la última parte de bajada antes del pueblo donde siento un amago de tirón en el recto anterior de la pierna derecha un par de veces, disfruntando.

Sólo queda aguntar ya cuando los pies pisan asfalto de nuevo. Allí veo a Juan con la bici que tras disparar alguna foto, me coge y graba un vídeo mientras comentamos las sensaciones compartiendo los dos últimos kilómetros juntos, charlando. Veo en la recta de las piscinas a mis suegros y cuñada y a mi mujer con el peque :) Juna se despide en la recta de meta, que tiene comida en Jaca y quiere llegar con tiempo y afronto los últimos metros con ganas de terminar ya. Antes, José y sus hijos me saludan desde la puerta de su casa. El ambiente en meta es ensordecedor y veo el cronómetro del arco que me dice que termino en 1:24'00". ¡Tiempazo para mí! 



Aún no me creo que haya completado la carrera dignamente y sobre todo disfrutando más que sufriendo. Lo celebro en familia y comiendo algo de sandía y melón y bebiendo aquarius en la meta. Además para comer mi suegra ha preparado osobuco y aunque no podré dormir la siesta pese a intentarlo, estoy muy contento y el paseo de la tarde pone la guinda a un día perfecto. Seguimos ;)

domingo, 11 de agosto de 2024

Castillo de Acher, 2.330m desde Selva de Oza

No hay verano sino hay monte con Juan. Son más de 20 años yendo a la montaña juntos desde que caí por Jaca el verano de 2º de Bachillerato y unas amigas del cole, Ali y Laura, que estaban en la urbanización de enfrente del apartamento que teníamos alquilado y nos presentaron a Antonio y a mi a sus amigos de Donosti...

Al principio, los padres de Juan e Íñigo "nos llevaban" de excursión a mi y al resto. Ahora, vamos solos e incluso algún día se podría decir que les llevamos nosotros :) Ayer le decía a Juan al llegar a la cumbre del Castillo d'Acher que eramos privilegiados. Tenemos mucha suerte de poder seguir compartiendo montaña, conversaciones, penas y risas... cada verano. Que sean muchos veranos más.

Aunque habíamos quedado a cenar 13! (no estábamos todos...) de los amig@s el viernes, el sábado a las 7.00 a.m. Juan y yo estábamos, puntuales, en el parking de la urba para poner rumbo al parking de la Selva de Oza. Un lugar mágico, como todos los del parque natural de los valles occidentales. Allí ya había gente y frente a nosotros, con las primeras luces del día, estaba nuestro objetivo, el castillo de Acher.


Tras revisar el track, comenzamos a andar siguiendo los carteles indicativos a nuestro objetivo y el puente viejo de Sil. Son las 8.00 a.m. Desde los primeros pasos no dejaremos de ascender hasta la cima, es una ascensión mantenida, con algo más de pendiente en la última parte.

Vamos adentrándonos en el bosque -o selva- de hayas que da nombre al lugar donde nos encontramos. Un camino bonito donde vamos cruzando algún pequeño salto de agua y donde el suelo poco a poco se va enrojeciendo debido al alto componente férreo del suelo.

A mitad de desnivel, más o menos, salimos a unos prados donde un rebaño de vacas disfruta de los pastos. Tendremos que seguir el sendero marcado con hitos en dirección Este para buscar la debilidad de la muralla del castillo. Desde allí ya intuimos la "v" por donde atacaremos el castillo. Tras aproximarnos con algún zig-zag, tomamos dirección Oeste por un balcón que sin ganar mucha altura nos dejará a los pies de una pedriza que nos dejará frente al paso que nos permitirá acceder hasta lo alto del característico valle colgado que precede a la cima.

El calor ya ha hecho su acto de presencia pero nos hemos quitado de encima la peor parte del camino antes que ello... Con esfuerzo alcanzamos lo alto de las almenas y ya vemos el torreón del castillo, al que accederemos tras una última pero asequible cuesta al final de un sendero que rodea esta parte de la "corona del castillo".

En la cima hay ambiente y con lo despejado del día disfrutamos de unas preciosas vistas panorámicas del valle de aguas tuertas, de clásicos picos de la zona como la mesa de los tres Reyes en la vecina Navarra, Lenito y Peña Forca o el Midi D'Ossau y las paredes al Sur que nos ocultan el Bisaurín.

Tras descansar y comer y beber, emprendemos pronto la bajada para evitar más calor del que ya pasaremos. Vamos ligeros, intentando entrar en el bosque de vuelta lo antes posible. No somos conscientes de lo mantenida que ha sido la ascensión hasta que nuestras piernas afrontan el descenso. Imprescindible llevar bastones para reducir el impacto en las rodillas y ayudarnos a retener nuestros pasos. Aún así, terminaré con una rozadura en el dedo del roce continuado.

Ya en el bosque vamos haciendo paradas para beber y llegamos tranquilamente al río que decidimos curzar descalzos en lugar de evitarlo por el camino de ida y así refrescarnos un pocos y quitarnos el polvo de encima. Un acierto. A las 1.30 p.m. estamos en el coche, media hora antes de lo previsto en lo que ha sido una buena actividad asi "mañanera".

Como vamos bien de tiempo, decidimos para en la caseta forestales pasado Siresa que nos enseñó el año pasado Tornillo. Su dueña y sus 6 hijas que llevan esta borda-restaurante nos tratan fenomenal. Las cervezas, ensalada, longaniza y chorizo nos hacen recuperar las fuerzas rápidamente. Seguimos! ;)

miércoles, 7 de agosto de 2024

Correr es fácil

La verdad es que da mucha pereza (al menos a mi), es sacrificado -me requiere mucho esfuerzo y sufro como un perro- pero es fácil porque calzarse un par de zapatillas y no depender de nadie más facilita las cosas.

A cambio, lo que consigues es despejarte, llenarte los pulmones de aire de la montaña, eliminar toxinas, cansarte en el sentido positivo de la palabra y conocer paisajes que soprendentemente no conocías aún...



Preparando lo que será mi primera carrera de montaña intento acumular km que me den fondo en las piernas para correrla de la mejor manera posible. Para ello, un día hago desnivel por el sendero botánico del camino As Foyas (muy recomendable como paseo en sí mismo también) y otro día, tirada llana, por el circuito del cross del Juncaral.



Así que seguimos como podemos :p