domingo, 11 de agosto de 2024

Castillo de Acher, 2.330m desde Selva de Oza

No hay verano sino hay monte con Juan. Son más de 20 años yendo a la montaña juntos desde que caí por Jaca el verano de 2º de Bachillerato y unas amigas del cole, Ali y Laura, que estaban en la urbanización de enfrente del apartamento que teníamos alquilado y nos presentaron a Antonio y a mi a sus amigos de Donosti...

Al principio, los padres de Juan e Íñigo "nos llevaban" de excursión a mi y al resto. Ahora, vamos solos e incluso algún día se podría decir que les llevamos nosotros :) Ayer le decía a Juan al llegar a la cumbre del Castillo d'Acher que eramos privilegiados. Tenemos mucha suerte de poder seguir compartiendo montaña, conversaciones, penas y risas... cada verano. Que sean muchos veranos más.

Aunque habíamos quedado a cenar 13! (no estábamos todos...) de los amig@s el viernes, el sábado a las 7.00 a.m. Juan y yo estábamos, puntuales, en el parking de la urba para poner rumbo al parking de la Selva de Oza. Un lugar mágico, como todos los del parque natural de los valles occidentales. Allí ya había gente y frente a nosotros, con las primeras luces del día, estaba nuestro objetivo, el castillo de Acher.


Tras revisar el track, comenzamos a andar siguiendo los carteles indicativos a nuestro objetivo y el puente viejo de Sil. Son las 8.00 a.m. Desde los primeros pasos no dejaremos de ascender hasta la cima, es una ascensión mantenida, con algo más de pendiente en la última parte.

Vamos adentrándonos en el bosque -o selva- de hayas que da nombre al lugar donde nos encontramos. Un camino bonito donde vamos cruzando algún pequeño salto de agua y donde el suelo poco a poco se va enrojeciendo debido al alto componente férreo del suelo.

A mitad de desnivel, más o menos, salimos a unos prados donde un rebaño de vacas disfruta de los pastos. Tendremos que seguir el sendero marcado con hitos en dirección Este para buscar la debilidad de la muralla del castillo. Desde allí ya intuimos la "v" por donde atacaremos el castillo. Tras aproximarnos con algún zig-zag, tomamos dirección Oeste por un balcón que sin ganar mucha altura nos dejará a los pies de una pedriza que nos dejará frente al paso que nos permitirá acceder hasta lo alto del característico valle colgado que precede a la cima.

El calor ya ha hecho su acto de presencia pero nos hemos quitado de encima la peor parte del camino antes que ello... Con esfuerzo alcanzamos lo alto de las almenas y ya vemos el torreón del castillo, al que accederemos tras una última pero asequible cuesta al final de un sendero que rodea esta parte de la "corona del castillo".

En la cima hay ambiente y con lo despejado del día disfrutamos de unas preciosas vistas panorámicas del valle de aguas tuertas, de clásicos picos de la zona como la mesa de los tres Reyes en la vecina Navarra, Lenito y Peña Forca o el Midi D'Ossau y las paredes al Sur que nos ocultan el Bisaurín.

Tras descansar y comer y beber, emprendemos pronto la bajada para evitar más calor del que ya pasaremos. Vamos ligeros, intentando entrar en el bosque de vuelta lo antes posible. No somos conscientes de lo mantenida que ha sido la ascensión hasta que nuestras piernas afrontan el descenso. Imprescindible llevar bastones para reducir el impacto en las rodillas y ayudarnos a retener nuestros pasos. Aún así, terminaré con una rozadura en el dedo del roce continuado.

Ya en el bosque vamos haciendo paradas para beber y llegamos tranquilamente al río que decidimos curzar descalzos en lugar de evitarlo por el camino de ida y así refrescarnos un pocos y quitarnos el polvo de encima. Un acierto. A las 1.30 p.m. estamos en el coche, media hora antes de lo previsto en lo que ha sido una buena actividad asi "mañanera".

Como vamos bien de tiempo, decidimos para en la caseta forestales pasado Siresa que nos enseñó el año pasado Tornillo. Su dueña y sus 6 hijas que llevan esta borda-restaurante nos tratan fenomenal. Las cervezas, ensalada, longaniza y chorizo nos hacen recuperar las fuerzas rápidamente. Seguimos! ;)

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