martes, 1 de noviembre de 2016

Escalar es una mierda

No, no se me ha ido la cabeza, ni de repente he cambiado de parecer respecto a la escalada... Seguro que muchos habéis pillado el sentido de la frase que encabeza este post.
Intercambio de "gri-gri" y al lío en la clásica Dos hombre y un bordillo, 7a

Escalar es duro. Requiere de una preparación física muy específica, conlleva frecuentemente lesiones, los fracasos cosechados son mucho más numerosos que los éxitos, unos días se pasa frío, otros calor, es bastante incompatible con otros deportes y es "una novia muy celosa" (si dejas de escalar un par de semanas, el retroceso es evidente, sin embargo, no esperes progresos en el mismo periodo de tiempo). Y lo dejo aquí, aunque hay más, mucho más.

Evidentemente, algo tiene que nos hace seguir bajando cansados y con la piel dolorida al tablón a entrenar, levantarnos pronto el sábado (muchas veces sin ganas y habiéndonos privado de trasnochar el viernes...) para acudir a la gasolinera a las 9 de la mañana donde hemos quedado con los colegas para ir a 1 o 2 horas de Zaragoza a enfrentarnos a nuestros miedos en una pared. Y es que esa es otra... Cuando el físico acompaña y tienes "el punto" que has conseguido espartanamente, tu cabeza no siempre acompaña. A veces es sólo una chapa más alejada, otras un paso que se te da mal, otras el tacto de la roca que no acabas de sentir, otras... Tú mismo y también las cosas que rondan por tu cabeza.
 La niebla, al más puro estilo "halloween"  nos rodea


De lunes a jueves, apuras los tiempos para bajar una hora al tablón y hacer los ejercicios, travesías, campus que tocan. Unos días te apetecen, otro no tanto o nada. Unos días el cuerpo te pediría el doble, otros nada. Pero procuras contenerte unos días y forzarte los otros. El caso es seguir el plan. Aunque, como decía al principio, la mayoría de días en la roca, no obtengas los resultados deseados.

Cuando piensas que en este juego de la escalada has conseguido averiguar y encontrar el camino en algo, de repente, esa regla deja de cumplirse y te obliga a innovar y volver al principio; crees que has averiguado la mejor manera de calentar y de enfrentarte en las mejores condiciones a tu proyecto y, sin embargo, cuando lo logras, descubres que eso mismo ya no te vale con el siguiente reto. Tu cuerpo tampoco está igual unos días que otros, tu cabeza, las condiciones de la roca, etc. Toca empezar de cero. 

Y precisamente por todo esto te engancha y aporta cosas escalar. Es una auténtica mierda, si. Pero me encanta. En el fondo, lo fácil y cómodo nos aburre soberanamente y sólo lo que nos molesta, nos hace mejorar y, por tanto, disfrutar. Independientemente de los resultados.

*Epílogo: como ya sospechaba al agarrar la taza de café ayer, tras "el éxito" en Vadiello, en Morata tocaba colleja. Llegamos al parking del puente de roca y el sol se marchó, la niebla se fue metiendo más y más, las presas lavadas del clásico dos hombres y un bordillo, 7a te escupían. A pesar de todo, saqué los pasos hasta la llegada a la reunión. Entonces, la piel... La yema del anular derecho rota, sangre en el dedo corazón izquierdo. A pesar del esparadrapo, no puedo darle más pegues y a recoger. 

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