lunes, 9 de septiembre de 2019

Garmonegro. Últimos coletazos de un verano "fatal"

Este sábado 7 de septiembre, tenía previsto huir de Zaragoza sí o sí... En principio iba a subir el Garmo con algunos de mis ex monitores de campamentos y sus hijos pero el curso ha empezado ya y los compromisos deportivos de l@s muchach@s, también...

De cualquier manera Luismi se había apuntado y mantuvimos la salida. El finde pasado se lo comentamos a Nata y se apuntó. También Elena y el viernes en el tablón, a última hora, se apuntó Jesús y su perra, Collie :)

Salimos a las ocho de la tarde el sábado en la furgo de Luismi con Elena, rumbo a Biescas donde habíamos quedado a cenar con Jesús. Sopla bastante viento y la temperatura al caer el Sol es de unos 10 grados. Cenamos unas hamburguesas y patatas bravas para coger fuerzas para el día siguiente y nos vamos para el parking del refugio casa Piedra. Allí "dormiremos" los cuatro a la espera de que al día siguiente venga Nata que está durmiendo en Ayerbe tras una jornada vespertina de escalada en Peña Rueba.
Las primeras luces del día...

A las 8 de la mañana estamos ya los 5 listos para empezar a andar. Hemos desayunado y nos hemos desperezado un poco. Hace fresco pero el día va a ser muy bueno. Está completamente despejado y, afortunadamente, nada de viento...

Emprendemos la marcha cruzando las pistas de ski de fondo, primer tramo común a la ascensión a Pondiellos, los infiernos... Al poco tiempo, paramos a quitarnos capas ya que aunque hace fresquete, las pulsaciones suben y entramos en calor. Llegamos a las mallatas bajas y, de ahí, por el bosquecillo, a las altas... El Sol ya nos "coge" y no nos dejará en todo el día.

Pasamos a la zona de bloques de piedra y seguimos ascendiendo. Ya estamos a 2.200 metros. Tras un tramo no muy evidente, vemos el sendero que, habiendo dejado a nuestra derecha la subida al collado de Pondiellos nos dirige hacia el Garmo, Argualas y Algas.

Seguimos ascendiendo, ya por terreno pedregoso, rodeando el macizo del Garmonegro. Nosotros tomaremos el camino hacia este dejando a nuestra izquierda los desvíos a los otros picos mencionados. Tras una sucesión de zig-zags por una considerable pendiente sin ningún otro peligro que los resbalones y patinazos, se llega a la arista cimera. Sólo nos queda recorrerla y llegar a una cima con unas de las mejores vistas del Pirineo.

Hacia Panticosa puede verse el Taillon, Peñarrolla y Sabocos. Hacia el Norte, los ibones de Pondiellos y los picos del infierno. A la derecha de nuestra cumbre, la aguja de Pondiellos. Hacia el Oeste podemos ver, entre otros, el Midi D'Ossau, Anayet y vértice de Anayet, Pico Collarada, … Hacia el Sur, peña Oroel. Un mirador privilegiado.
Ibones de Pondiellos y picos de Infierno
Al fondo, el balneario. A la izquierda la aguja de Pondiellos
El Midi D'Ossau
La arista que lleva al Algas y al fondo, Collarada entre otros picos
Comemos algo. Como no hace mucho viento podemos estar tranquilamente en la cima el tiempo que queremos y hacernos la foto de grupo. Conversar con otros montañeros y ya cuando nos apetece, emprendemos la bajada. Son las 12, muy buena hora. 

De izquierda a derecha y de arriba a abajo:
Luismi, yo, Nata, Elena, Jesús y Collie

La bajada la hacemos variando parte del recorrido. En vez de bajar por la arista, bajamos directamente por otro camino que luego se une al principal. También antes de llegar a las mallatas tomamos otro desvío que nos lleva por sendero herboso en vez de por pedregal. En este tramo nos "perdemos" ya que el track que seguimos nos dirige hasta un cortado por el que decidimos no continuar bajando, retroceder y buscar una alternativa. Esta la encontramos al vislumbrar un sendero que nos lleva a los pies de este cortado. Otro montañero al que observamos bajar por ahí nos confirma es un camino apto.


Seguiremos ya por este sendero hasta enlazar en las mallatas con el camino de subida y llegar, no sin tener que detenernos varias veces para que Collie descansara, en el refugio casa piedra. Allí, lo de siempre, cervezas y risas, descansar un poco y a los coches que hay que volver a la ciudad.

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