miércoles, 5 de mayo de 2021

CAL(C) y arENA

Pues otra escapada al paraíso de las agujas calizas. Rojas, blancas y grises. Tumbadas, verticales y desplomadas. Parece que en esta zona la primavera todavía no se atreve a romper. Noches heladas, mañanas ventosas y algo de sol ya por la tarde que da paso a las brasas...

Llegamos el viernes y aunque cansados, descansamos en la conversación entre cervezas. Dormimos profundamente. Almorzamos más profundamente y nos desperezamos en vías de 6a a la derecha de cueva honda. Calidad y comodidad para empezar a trepar. Calentar. Reir. Sentirnos ricos. Somos felices.


Frío con viento y alguna gota para echarnos de allí pero seguimos. Me vengo arriba (literalmente) y aprovecho que Luismi tiene montada "Sopa de bichos, 7c" y me arrastro. Quiero hacer fuerza y esperar que el cuerpo responda para darle a la de la izquierda "Bichos raros, 7a". Y fuerza, hago. Vaya que si la hago. Y estoy contento a pesar de no estar a la altura (aunque estoy arriba...) porque a cambio de mi fuerza me devuelve valor, técnica y motivación. Derrumbar muros, miedos y limitaciones... cayendo, pasando miedo y quedándote sin fuerzas. Paradoja de la roca (¿De la vida?)


Me quedo con eso por hoy. Hace más frío y quiero cuidarme para el domingo aprovechar. Estrategia se llama... Y la estrategia, hay veces (muchas) que se viene abajo. Sin avisar. Cuando ya bajas la guardia...

Nos retiramos contentos, cantando y riendo. Llegamos a las furgonetas. Dejamos las armas y cogemos los alimentos. Partimos leña y me parto el alma. Mi hombro es un árbol caído. No hay lágrimas -en mis ojos-. La pena sonríe, ha vuelto y me conoce bien. Intento no hacerle demasiado caso. Respiro, suspiro. Herido y rescatado por Diego y Maikel. Sobreviviré y volveré a la batalla. Pero no este fin de semana.


Celebramos la vida. El cumpleaños de "yayon". Las heridas desaparecen, los buenos momentos permanecen. Me voy a la trinchera. Mañana será otro día. El día de la madre. Despierto con la cabeza en llamas y el corazón, como el parabrisas de la furgoneta, escarchado.

Paseo con mi amigo el insomne hacia Purujosa. Hace frío y todo y todos duermen excepto nosotros y un corzo. Me intenta animar (Luismi, no el corzo... Aunque se parecen mucho; los dos son -animales- libres en la naturaleza). Sé que lo ha conseguido aunque aún no lo siento. Compartimos café y termino de despedirme de los más madrugadores que van resucitando. 

Viajo en silencio aunque el ruido es enorme. Además es domingo. Bajón. Pero es el día de la madre y hace sol. Paso la mañana con la mía, vamos a Misa, tomamos el aperitivo y consigo que no se entere de nada. Día salvado. Y un día menos para volver a escalar. Seguimos! 

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