domingo, 25 de agosto de 2013

Pico Robiñera, 3.005 metros, desde Pietramula, Bielsa

Este fin de semana, como todos los años, las familias González y Gutiérrez, organizan la ascensión de un tres mil en familia (y amigos) y allá que vamos...
Con la chavalería, cogiendo fuerzas la noche de víspera
Para esta ocasión, Jorge, escoge en el valle de Bielsa el pico Rubiéra, un tres mil asequible. Hay que tener en cuenta que todos los años, más de un chaval de entre 11 y 12 años se estrena en esto de los picos de más de 3.000 metros. En esta ocasión, fueron tres. ¡Enhorabuena!
Mapa informativo del parking donde podemos ver nuestro objetivo
Cogemos desde Broto, nuestro campamento base, la carretera hacia Fiscal a las 05.30 de la mañana. El madrugón, no está nada mal, Noemí, a las 04.30 nos hace abrir el ojo. El otro, lo abrimos dos horas más tarde al aparcar en el llano de Pietramula, tras dejar la carretera en Chisagüés y coger la pista de 14 km que nos deja en el punto de partida de nuestra ascension a unos 1.925 m.
Este año, el Pirineo, está especiamente bonito gracias a las lluvias de la primavera
Las primeras rampas son sobre hierba, en caminos señalizados que comparten itinerario con la GR11, dejando a los lados vacas y marmotas y en el cielo cuervos y buitres. El día, pese a los malos augurios, aguanta y, aunque la niebla va y viene, cubriéndonos por completo en muchos momentos, nos proteje del Sol y da una tregua al llegar a la cima para poder admirar las vistas.
Poco a poco vamos ganando altura y, a casi, 2.500 metros y tras pasar una pedriza y un nevero, desde el collado de la puerta, podemos admirar los ibones de la Munia. Sin embargo, hemos de volver sobre nuestros pasos, ya que un poco antes, estaba el camino correcto. Esto, apenas nos hace perder media horita, que en comparación con la belleza de los lagos, no es nada.
Ibones de la Munia
Retomamos la senda correcta y las rampas se hacen más empinadas y mantenidas. Ya hasta la cumbre no pararemos de ascender, en ocasiones, ayudándonos incluso de los brazos. La vegetación va dejando paso a la tierra y las piedras. De todos lo tipos y tamaños. El paisaje se torna lunar, acentuado por las nubes bajas que juegan a adelantarnos y dejarnos pasar. A pesar de ello, no hace frío, tampoco llega a llover y, al volver al coche, nos damos cuenta de que el Sol nos ha dado bastante.

Impresionante efecto de las nubes rodeando la arista de piedras
Ya en la cresta de la cima, hemos de tener cuidado con itinerario por el que alcanzar la cima desde la arista, ya que a pesar de ser bastante ancha, tiene algunos pasos delicados, que al ir con niños... Cuatro horas más tarde de salir, llegamos a la cima y lo celebramos. Almorzamos y echamos las fotos de rigor, nos abrigamos y para casa, donde preparamos una cena de confraternización por todo lo alto. Las risas, dejan paso a las "buenas noches" y... ¡Hasta el año que viene!
Foto cimera


Mientras terminan de llegar los más rezagados, ponemos nuestros pies a remojo 
Una gozada ir a la montaña, pero con amigos, más. Os dejo unas foticos del dia ;)


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