domingo, 18 de agosto de 2019

Subida al pico Collarada, 2.834 m. por la vía Russell desde Canfranc y bajada por el ibón de Ip y la Besera


Luismi me llama el miércoles que se adelanta sus vacaciones y que sube con la furgo a Jaca, que si me apetece hacer algo… Dicho y hecho. Le digo que sí y que también tengo el plan perfecto para hacer el combo monte+escalada en el valle del Aragón.

Mientras se pone en marcha repaso el post de MEDIAK de Javier Arregui “jabondo” (padre de mi amigo Juan y, ambos, compañeros de monte) de su subida hace casi un par de años a la Collarada desde Canfranc siguiendo los pasos del gran Henry Russell que, en 1.976, ascendió a su cima desde Canfranc por este itinerario.

Tras quedar a las 06.00 para desayunar en casa nos vamos para Canfranc Pueblo desde donde comenzaremos a andar poco antes de las 07.00. Queremos evitar pasar calor a toda costa al menos en la parte de ascensión pero, sobre todo, tener margen en caso de perdernos ya que según he podido leer en el post anterior -y algún otro- mucha gente se pierde. Llevamos track y la ruta estudiada pero al ser un itinerario difícil y poco frecuentado, con apenas señalización en el tramo de salida del bosque… No es difícil perderse.

La primera parte discurre por camino cómodo, entre árboles, por un bosquecillo en el que se van dejando campos a los lados. En un momento dado, aparece un cartel en el que se indica el desvío a la Collarada y se indica con rotulador el itinerario “por la Vía Russell, muy difícil”. De seguir por la pista y no tomar el desvío se podría llegar al pico por el camino que haremos de regreso.

Nada más tomar el desvío el camino se empina un poco más. Se van alternando los tramos de camino señalizado con hitos y los que no lo están pero se intuyen. Vamos pasando del bosque a praderas alternativamente. En un momento dado perdemos la senda y trepamos por un muro descompuesto al entender que seguir recto es lo más lógico. Error, a pesar de llegar a un punto donde divisamos los dos paredones por donde habremos de pasar, no encontramos la forma de acceder a un lugar de paso. Llevamos un buen rato haciendo el jabalí y decidimos regresar al punto donde perdimos el rastro del camino y probar otra opción… Nos temíamos esto. Reviso el track y no debemos estar lejos de la pista correcta.

Decidimos seguir por un bosque de pinos cerrado en una pala muy empinada donde a pesar de no haber señalización alguna es la única opción lógica en el mapa. Tampoco hay otra opción aparte de darnos la vuelta y vamos bien de horario. El suelo que pisamos está lleno de piñas, tierra suelta, cortezas… Y dado que la pendiente es notable nos hemos de ayudar de las manos para poder progresar. Sólo de pensar en la posibilidad de volvernos sobre nuestros pasos me da una pereza… Buf!

Sin embargo, a punto de regresar ya, veo un tubo amarillo de pvc abrazando una de las ramas de un pino y, algo más alejado, otro. Intuyo que al no haber mucha piedra estable ni nada en lo que poder señalizar con pintura la vía, tiene que ser el marcaje de esta. Además, me suena que la ultra Canfranc-Canfranc pasa por allí y algo tiene que haber. Decidimos seguir por allí y empezamos a ver algún hito alternándose con los “salvadores” tubos amarillos… En un momento dado, volvemos a estar bloqueados ya que el último tubo e hito indican una cresta que termina (hasta donde vemos) en un barranco con una caída enorme.

Entendemos que, aunque implica bajar mucho, no hay otra posibilidad que bajar un barranco que en ese punto se abre. Por orientación y no entrañar dificultad alguna su terreno para descender, podría ser la continuación de la vía… Pero no, cuando llevamos unos metros descendidos, compruebo en el gps que nos estamos desviando del track. No nos podeos explicar dónde está la continuación de la ruta, ¿Se tratará de algún error del track , probable si el que lo colgó en wikiloc lo corrigiera al haberse perdido también..? Da lo mismo, decidimos volver a subir hasta la última señalización.

En este punto, cuando estábamos tanteando un posible paso entre árboles, matojos y bloques de piedra, oímos unos bastones y decidimos dar unas voces para ver por dónde va. Se trataba de un montañero vizcaíno, Jesús Mari, que estaba en las mismas que nosotros volviéndose loco con el track. Él ya está en un punto al que nosotros no nos habíamos atrevido a acceder porque implicaba una trepada algo expuesta pero nos dice que ha subido por ahí. En fin, decidimos no con mucho agrado seguir sus pasos. (*En este punto quiero subrayar que hay otro paso en el que se puede evitar lo que a continuación describiré ya que al hablar con Juan Arregui a nuestra vuelta, nos confirmó que ellos por allí no pasaron.) La trepada, aunque no llegará a IV es muy expuesta en su caída, de unos 5 metros sobre roca dudosa, pero con el barranco a continuación por lo que una caída podría ser fatal.

Ya en lo alto de la cresta, contemplamos las vistas de los lecherines y el castillo de Acher, desde el mirador reseñado en el post de jabondo y volvemos a ver hitos y el track confirma la ruta. Seguimos con nuestro nuevo compañero y el terreno empinado vuelve a hacer acto de presencia. Seguimos un rato más por bosque algo menos frondoso (la altitud se va notando) y después la rampa continúa por laderas de hierba y rocas sobre las que algunos torrentes de agua cruzan. Aquí ya empezamos a contemplar los pueblos de Canfranc y Castiello a lo lejos.

La vía sigue, siempre en ascenso, hasta unos muros de chimeneas y placas de caliza gris muy abrasiva. Luismi y yo elegimos una de estas rampas para ascender disfrutando de unas fáciles y confortables trepadas con agarres generosos y adherencia máxima. Disfrutamos como enanos y es que, los que somos escaladores… En lo alto, se abre una gran planicie de hierba que ya nos deja ver a lo lejos los campanales. Tras una parada para beber y comer algo, Jesús Mari decide adelantarse y, aunque no le perderemos de vista, llegaremos por separado a la cima.

Tras el falso llano por el que conseguimos llegar a los campanales, imponentes macizos escarpados que forman junto al pico el macizo de Collarada, comenzamos la aproximación por terreno más pedregoso a la pedrera del último tramo de la ascensión, común con el ascenso normal desde Villanúa. Afortunadamente, el Sol nos ha sido esquivo hasta el momento. Vamos reventados por el ritmo que hemos llevado y los esfuerzos malgastados en las equivocaciones del bosque, así que intentamos coger un ritmo soportable y no pararnos mucho. La niebla nos cubre y, aunque probablemente no podamos disfrutar de unas grandes vistas, mejor así en estos momentos de esfuerzo.




Antes de lo esperado, tras dejar la pedrera atrás y trepar algunos bloques, la cima aparece frente a nosotros. Lo primero que hago es cambiarme la camiseta empapada por otra seca y ponerme el cortavientos. Nos dejan sitio en el ventisquero y almorzamos y bebemos como si lleváramos días sin comer. En un momento dado, se hace un claro y aún podemos ver Jaca y alrededores, aunque no disfrutar de la panorámica que suele mostrar el lugar. Habrá que volver 😉


Tras el descanso, toca el regreso. Este lo haremos por el ibón de Ip y la Besera. Esta ruta, sí está perfectamente señalizada y es bastante evidente. Empezamos a descender a la par que continuamos rodeando el resto del macizo de Collarada. Primero por un zig-zag de sendero y, pronto por pedriza de nuevo. Paramos a contemplar la infinidad de fósiles que hay en las piedras de esta parte del camino. Una pasada. Al llegar a una “v” frente a una gran pala es cuando hay que continuar a la izquierda bajando por una pendiente aún más inclinada. En este tramo ya comienza a verse el gran ibón (hoy embalse) de Ip rodeado de grandes paredes que nos impresionan.


El camino hasta el ibón es largo. Este tramo se me hace eterno porque además de ser largo y saber por el mapa que nos queda algo más de la mitad de camino para llegar a la furgoneta, es muy incómodo y resbaladizo. En cualquier paso nos podemos caer y he de tener cuidado e ir concentrado para no apoyarme en el hombro.

Llegamos al ibón un buen rato después por su margen izquierda y como no tenemos agua, un poco más arriba, rellenamos las botellas de un salto de agua. Agua helada que nos sienta de maravilla. Llevábamos cada uno 3 litros y estamos secos… Comemos algo y nos sentamos un rato a ver los peces y alevines que nadan por las aguas del ibón. Una pareja sale de una tienda de campaña en la otra orilla. Al fondo del todo la presa…

Continuamos por ese lado hasta la presa. El paso expuesto que había ha sido recientemente (imagino que también con motivo de la ultra…) protegido con una sirga. Cruzamos la presa y, ya en la margen derecha, tomamos el camino de la Besera y no el de la Solana. Un cartel indica que hasta Canfranc hay 2,5 horas. Nosotros llegaremos en poco más hora y media. Alguno de los tramos, a pesar del cansancio, probablemente por las ganas de llegar y porque nos cansa más frenar en bajada que dejarnos llevar cuando el tramo así lo permite…, vamos corriendo.

El paisaje es precioso y nos sentimos intimidados por los muros, marmoleras, el barranco… Buitres sobrevuelan nuestras cabezas, un pájaro sale apresurado de su escondite al oír nuestros pasos cerca de su arbusto y nos asusta, cruzamos una zona plagada de saltamontes de todos los tamaños y colores hasta llegar a la zona de bosque.

Seguimos descendiendo entre pinos, abetos, avellanos y otros árboles hasta -por fín- llegar al cruce donde comienza la vía Russell. Sólo nos queda el último tramo donde la pérdida de altura y la retirada de las nubes hacen que pasemos todo el calor que, afortunadamente, no hemos pasado a lo largo de la jornada.


Poco menos después de nueve horas y media llegamos al coche. Sacamos unas sillas de la furgoneta y comemos lo que nos queda por las mochilas. También nos bajamos a meter las piernas al río y tomar una cerveza en el pueblo. Y colorín colorado este rollo ha terminado 😊

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