domingo, 18 de agosto de 2019

Vértice de Anayet desde Formigal, 2.520 m.


Recién llegado al campo base de Jaca por vacaciones, de forma improvisada sale la oportunidad de empezar ya a hacer monte. Arancha, una compañera de oficina que anda por Biescas me dice que ha quedado con un amigo, Alberto, para hacer una “mañanera”. Son las diez de la noche, estoy perezoso aún, recién desembarcado, pero me apunto… Si me levanto sin ánimo siempre puedo avisarles y, como van dos, no les hago mucho desaguisado.

A las 8 de la mañana estoy en la plaza de Biescas, les recojo y ponemos rumbo a la estación de esquí de Formigal. El coche lo dejamos en el parking de sarrios. Allí, se toma una pista asfaltada (*que nosotros nos escaqueamos -secretito-) y se llega hasta los remontes donde se coge ya la GR11.
Arancha busca el agua tras salvar el primer desnivel del camino

La seguimos en dirección Oeste adentrándonos por el barranco que poco a poco nos va haciendo ganar altura. Durante el ascenso hasta casi los 2.000 metros, podemos ver ranas, marmotas, lagartos de diferentes colores… A pesar de no haber madrugado mucho y que el día está completamente despejado, que sudamos como pollos, podía haber sido peor. Gracias a la brisa que corre en algunos tramos nos refrescamos. Eso sí, toda el agua que llevo termina cayendo.

En apenas una hora hemos llegado a los ibones. Muy bien, la verdad. Así que, aunque los tres tenemos que estar en Biescas y Jaca, respectivamente, a la hora de comer decidimos tirar para arriba. Después de un breve descanso y las pertinentes fotos que, en un marco así son obligatorias, retomamos el camino.
Ibón de Anayet

Al llegar al collado dudo si subir sólo el pico Anayet o seguir con Arancha y Alberto al vértice. Yo ya he subido el vértice. Lo hice hace 3-4 años con mi amigo Andrés y, ya que estoy allí,… Dudo.

Finalmente, por motivos de horario prefiero ir juntos y, así, evitar demorarnos más de la cuenta por unos u otro, ya que el tiempo de subida desde allí a cualquiera de los dos objetivos es similar… Además, como la anterior vez (con nieve) que subí al vértice lo hice por la canal, tampoco voy a repetir itinerario.

El siguiente tramo es una pendiente mantenida por el mismo collado al que llegamos desde los ibones. Con la cumbre en todo momento a la vista es cuestión de coger el ritmo e ir superando la distancia que nos separa de ella.

En menos de dos horas alcanzamos la cumbre del Vértice de Anayet. Esta nos regala una amplia panorámica de picos y valles próximos y conocidos. Comemos algo, le pedimos a un gabacho que nos haga una foto cimera y comenzamos la vuelta. Lo haremos por el mismo camino que hemos seguido de subida.


Señalar que esta marcha es fácil, agradecida y muy bien señalizada. Merece la pena hacerla si aún no se ha realizado y es perfectamente compatible con niños, al menos hasta los ibones.


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