lunes, 26 de agosto de 2019

Circular al carretón desde Canfranc y vuelta por la casa del vasco y la casa de la cueva

A priori, el objetivo era subir a la Moleta por el carretón y volver por cerca de donde lo hicimos. Pero tuvimos uno de esos percances que nadie quiere tener, a pesar de que no hubo que lamentar graves consecuencias…
Antes de las 08.00 ya habíamos aparcado en Canfranc Estación y tomado la senda donde comienzan varios PRs. Nosotros subíamos por “el tubo” hacia el carretón. Paralelo a esta conducción de agua de los ibones de más arriba, puede verse un antiguo rail que servía de guía para subir y bajar un gran vagón de metal llamado “carretón”. Este, sirvió durante años para transportar material y maquinaria para las obras de la presa de Ip y otros trabajos relacionados.

El camino discurre entre bosque por zig-zags. Desde el comienzo va ganando altura progresivamente, sin una pendiente endiablada pero sin relajar tampoco. Vamos viendo las distintas señalizaciones, incluyendo las que pertenecen a la ultra Canfranc.

De los 1.300 metros de desnivel que tiene la ascensión a la Moleta por este itinerario, 800 de ellos los salvamos en este tramo que termina en una gradas de piedra con unas vistas espectaculares de los lecherines y picos adyacentes por un lado y, por el otro, del macizo de Collarada. En este punto, se conecta con la pista que une el carretón con el ibón de Ip. Justo ahí, se inicia la subida a la Moleta y parte final de la marcha programada.

Sin embargo, tras visitar las antiguas instalaciones del carretón y, a punto de subir a la moleta, Josetxo se siente indispuesto y prefiere bajar a Canfranc. Al haber tenido un infarto hace 3 años y un stent colocado nos preocupamos... Decidimos acompañarlo todos. Primero paramos a comer y beber algo y que descanse tumbado y planteamos una bajada alternativa algo más larga pero más suave por la Besera.
Cuando decidimos emprender el regreso, en los primeros metros llanos hacia Ip, Josetxo vuelve a sentirse mal por lo que volvemos a sentarnos y descansar. Entonces decidimos bajar por donde hemos subido, más empinado pero más directo y rápido y entre todos ayudarle. Pero ocurre lo mismo y al comenzar a bajar vuelve a sentir dolor en el pecho y malestar por lo que paramos y decidimos pedir ayuda.
Llamamos al 112 donde explicamos lo sucedido y antecedentes del compañero. Nos ponen simultáneamente con la Guardia Civil quien, a su vez, lo hace con el especialista de montaña del cuerpo -resultará ser un “viejo” amigo de los campamentos donde fui monitor- el Teniente Santiago Gómez Rivas quien nos hace unas preguntas, nosotros le pasamos las coordenadas UTM y, por la inaccesibilidad del lugar por otros medios, nos comunican que mandan para allá ale helicóptero. Nos pasa con emergencias de nuevo, esta vez con una médico que nos da unas pautas a seguir con el compañero mientras llega el equipo del EREIM con el médico que lo atenderá. Josetxo ha de permanecer tumbado, a la sombra y no moverse del sitio. También le dicen que se ponga bajo la lengua la pastilla de cafinitrina que lleva en la mochila para bajar la tensión.
Mientras esperamos el helicóptero preparamos todas las cosas y recogemos de forma que quede el lugar despejado y podamos ayudar a evacuar lo más rápidamente posible a Josetxo. Tiene frío, a pesar de hacer buen día y no haberlo ubicado a la sombra, así que le dejamos todas nuestras chaquetas para que se tape.
En unos minutos oímos llegar el helicóptero, este se posa apoyando tan sólo uno de los patines sobre una de las rocas de la terraza donde esperamos. Desde allí se bajan Santi y un compañero del EREIM junto a un médico y el piloto queda con ellos en regresar en 5 minutos.
Cuando veo a Santi, dentro de la situación que es… Me alegro un montón, nos saludamos y me dice que hemos hecho lo mejor que podíamos hacer y que si nos vuelve a pasar algo similar hagamos exactamente lo mismo. Alivia en momentos así ver la calma y la eficacia con la que trabajan estos profesionales. Además de la amabilidad con que se dirigen a Josetxo y a nosotros, transmiten mucha seguridad y tranquilidad.
En 5 minutos han comprobado que Josetxo está estable para su evacuación, han evaluado la mejor manera de trasladarlo hasta el helicóptero y preparado todo para podérselo llevar. El helicóptero vuelve y los cuatro se van en él hacia el hospital de Jaca. Nosotros recogemos las cosas y emprendemos el regreso al coche.

Tras este mal trago, nos quedamos impresionados del trabajo de todos los profesionales del 112, GC y EREIM. La verdad es que uno se siente más tranquilo y seguro en la montaña después de, muy a su pesar, haber vivido una situación así. Nunca había tenido que llamar al 112 y, la verdad es que siempre he tenido reparos en ello, sobre todo por cómo en los últimos tiempos el EREIM se juega el pellejo sacando a otras personas de la montaña… Muchas veces por imprudencia, falta de previsión y/o preparación. Pero también es cierto que el caso de hoy no era ninguno de los anteriormente enumerados. Hoy se trataba de una situación de riesgo y hemos actuado como debíamos.

Avisadas las familias, con Josetxo acompañado en el hospital decidimos volver al coche por otro camino de bajada para no repetir la ruta de subida. No obstante, a través de mi móvil vamos estando atentos a cualquier novedad o cambio. Santi me llama durante la bajada para decirme que Josetxo había sido dejado a las 13.10 en el hospital y se encontraba bien. Un detalle.
Inicialmente emprendemos el camino de bajada por el mismo lugar que de subida pero en un momento dado, nos desviamos pasando por debajo del tubo en un punto señalizado hacia la casa del vasco, antiguo economato de los trabajadores de las obras de la presa. El camino nos leva a ella, atravesando barrancos hasta llegar al de San Epifanio, donde además de esta casa, se encuentran los diferentes arcos de contención que se fueron construyendo junto a los puentes de nieve para evitar el efecto fatal de las avalanchas de nieve por este terreno de enorme pendiente. Antiguamente, podemos ver por las fotos de la época que no había tanta vegetación como ahora y ello hacía del terreno, junto a las mayores nevadas del momento, un terreno más avalanchoso.

Desde la casa del vasco, iniciamos el descenso, también en zig-zags. Pasamos por algunos de los arcos y vemos lo que para algunos son plantas de esa hierba que algunos fuman…¿Opiniones? Seguimos. Volvemos a terreno boscoso y el camino nos lleva a un paso en túnel excavado a pico y pala por una gran mole caliza que nos sitúa frente a la casa de la cueva. Desde allí, seguimos por un sendero aún más cómodo descendiendo hasta la denominada casita blanca (muy cerca de Canfranc y antiguo vivero) y la fuente de la herradura.

En unos minutos más de pateo llegamos a Canfranc estación en una jornada que no olvidaremos. Nos cambiamos y al coche para Jaca. Parece que Josetxo está bien pero lo trasladarán a Huesca para hacerle más pruebas y poder determinar el alcance de su afección. En el fondo, ha sido un día muy bueno. Hay que dar gracias.

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